VUELOS ESPACIALES TRIPULADOS.                  Capítulo 7º      Subcap. 18

<> EL ENTRENAMIENTO DE LOS ASTRONAUTAS.

Índice de este Apartado:


    <> EL ENTRENAMIENTO DE LOS ASTRONAUTAS.
> CANDIDATOS A ASTRONAUTAS. SELECCION DE LOS MISMOS.
> LA PREPARACION DE LOS ASTRONAUTAS.

<> EL ENTRENAMIENTO DE LOS ASTRONAUTAS.

    Astronauta o cosmonauta es, según la propia palabra indica etimológicamente, una persona que navega por los astros o el cosmos. Sin embargo, la denominación alcanza y se aplica también a las personas que se preparan para el viaje sideral aun cuando nunca hubieran volado realmente con anterioridad.
    El astronauta es una consecuencia lógica en la astronáutica y ha dado lugar en fin a una nueva profesión, primero exclusiva de una minoría pero con un alcance posterior a mucha gente. Así, como en cualquier otra profesión similar en preparación técnica (aviadores, etc), el futuro "hombre espacial" ha de pasar por las etapas de iniciación, selección y preparación, o sea, lo que en general llamamos la selección y el entrenamiento.

         > CANDIDATOS A ASTRONAUTAS. SELECCIÓN DE LOS MISMOS.

    Al principio, las condiciones que debían reunir los aspirantes a astronautas fueron muy rigurosas. El desconocimiento de las circunstancias que el viaje al espacio entrañaba determinó la exigencia de unos requisitos superiores a los que realmente se necesitaban, según se pudo luego comprobar. Eran exigencias que solo los pilotos aeronáuticos más arriesgados, como los de prueba y solo algunos, podía afrontar. Por ello, de las extremas condiciones a que se sometieron a los candidatos en esos primeros tiempos nace la leyenda del carácter pretendidamente heroico y de superhombre de los astronautas; de gente de nervios de acero, de gran resistencia física, de habilidad de pilotaje, de gran capacidad de reacción ante peligros, etc.
    La primera selección de aspirantes a cosmonautas tuvo lugar en la URSS a fines de 1957, unos dos meses después del éxito del primer satélite artificial que dejó ver las claras posibilidades astronáuticas, entre los más calificados pilotos de caza de las fuerzas aéreas soviéticas poseedoras del título de ingeniero graduado. Al anuncio se presentaron más de 3.000 pilotos, que en marzo de 1960 se dejaron en solo 20, luego de pasar a 102 remanentes por el hospital de la fuerza aérea en Moscú. Entre los componentes seleccionadores del comité estatal estaba el general Kamanine. A la par, se iba organizando el centro para la futura preparación de los elegidos y se ubicó en el Kazakstan. Todos los hombres eran muy jóvenes, de edad requerida entre 23 y 32 años. El peso límite eran 70 Kg y la altura 1,75. En tal selección se consideran además las condiciones físicas y la habilidad aeronáutica. Los seleccionados fueron luego llevados a Kuchyno y Baikonur donde se sometieron a varias pruebas de aptitud fisiológica, a base de aceleraciones, vibraciones, etc, y a una preparación teórica. También fueron llevados para familiarizarlos con los cohetes y cápsulas. Asimismo, los aspirantes fueron durante varios días sometidos a exámenes médicos muy rigurosos.
    Para elegir al cosmonauta que debía efectuar el primer vuelo espacial tripulado se escogieron primeramente 15 candidatos, 12 de los cuales formarían definitivamente el primer equipo soviético de cosmonautas. Al final, en abril de 1961, solo quedaron 6 personas. De los mismos, el destinado a ser el primero es Yuri Gagarin, y reserva G. Titov, pero su designación no sería conocida hasta las últimas fechas precedentes a la del vuelo, a solo 2 días del previsto para el lanzamiento. Los candidatos se eligieron tras un examen médico y nuevas pruebas. Este nuevo reducido grupo se hubo de colocar el traje espacial y equipo complementario para ser luego llevado a la rampa de lanzamiento donde se hallaba ya el cohete Vostok con su cápsula en espera de ser disparado. A pesar de no conocerse aun por entonces el hombre que debía efectuar el vuelo, según relatara posteriormente el propio Yuri Gagarin, el grupo permanecía tranquilo. Después de un nuevo examen médico se señalaron 2 de los 5 hombres. Estos dos cosmonautas eran Gagarin y Titov. Los elegidos subieron luego en ascensores varias veces hasta la cabina, arriba del cohete. A continuación, los 2 hombres regresaron para ser nuevamente sometidos a exámenes médicos. Finalmente, tras una discusión por parte de los responsables sobre quién sería el elegido, se designó a Gagarin y el disparo sería 2 días después. La elección se cree que se basó en motivos políticos, puesto que el origen de Gagarin (hijo de agricultores) era más humilde que el de Titov (hijo de un maestro).
    Todo este proceso aparece hoy como extraño pero en aquel entonces no lo fue pues no sabían a que atenerse. Al parecer, los médicos trataban de elegir al más perfecto física y psíquicamente para el vuelo en el momento más cercano posible a la hora del lanzamiento. Había miedo por parte de los responsables de que el vuelo volviera loco o hiciera entrar en pánico al hombre, de modo que llegaron incluso a bloquear el sistema de emergencia de la nave espacial en el primer vuelo. El jefe de los cosmonautas fue entonces Igor Goncharov y más de 35 años después, con la desaparición de la URSS, reconocería que al principio hubo 3 misiones que se suspendieron debido al deteriorado estado de los cosmonautas tripulantes.
    Todos los primeros cosmonautas soviéticos de la primera promoción, procedentes de la Fuerza Aérea y elegidos el 25 de febrero de 1960, son: Gagarin, Titov, Nikolayev, Popovich, Bykovsky, Komarov, Belyayev, Leonov, Volinov, Khrunov, Shonin, Gorbatko, M.Z. Rafikov, D.A. Zaikin, G.G. Nelyubov, V.I. Filatyev, I.N. Anikeyev, V.V. Bodarenko, V.S. Varlamov y A.Y. Kartaskov. En cuando a las mujeres cosmonautas, las primeras en entrenarse fueron Terechkova y otras 4 a partir de marzo de 1962; fueron, además de la indicada, Kuznetsova, Ponomaryova, Yerkina y Solovyova.
    Más tarde, la elección de los cosmonautas URSS ya no se hará así aunque siguió tácticas diferentes a las americanas. La tripulación destinada a cada misión es conocida con tiempo hasta más de un año pues ha de prepararse para un vuelo en particular o lo que es lo mismo, han de especializarse en una prueba concreta. Pero esto ocurre con el equipo completo, del doble de hombres que volarán al espacio y que al final unos serán titulares y los otros reservas. Primeramente, los vuelos eran de 1 hombre, luego de dos y posteriormente de 3 y más. La elección de los titulares se efectuaba después a solo un par de días del previsto para el disparo o inicio real de la misión. Dicha elección corría a cargo, al igual que el resto del proceder cosmonáutico URSS, de la Academia de Ciencias pero con la intervención de los jefes de los cosmonautas y directores de vuelos, también cosmonautas muchas veces.
    Posteriormente a la primera selección en el caso soviético, en 1963, se incorporaron a la plantilla los siguientes: Beregovoi, Shatalov, Filiptshenko, Gubarev, Dobrovolsky, Kuklin, Lazarev, Vorobyev, Zholobov, Artyujin, Dyomin, Buinovski, Gulyayev, Kolodin, Voronov, Kugno y Matinchenko. En 1964 se añadieron los ingenieros civiles Feoktistov y Katys, y los médicos Sorokin y Yegorov.
    En 1965 se sumaron al cuerpo de cosmonautas: los médicos Illyin, Kiselyov y Senkevich, los periodistas Golovyanov, Letunov y Rebrov, y un nutrido grupo ya de ingenieros y pilotos entre los que estarían los luego cosmonautas Glazkov, Rozhdestvensky, Zudov, Sarafanov, Klimuk Y Kizim; el resto fueron Belousov, Degtyarov, Grishchenko, Fyodorov, Khludeyev, Kolesnikov, Kramarenko, Lisun, Petrushenko, Preobrazhensky, Shcheglov, Sharafutdinov, Skvortsov, Stepanov, Voloshin y Yakovlev. En 1966 entraron ingenieros civiles del grupo de Korolev: Anokhin, Bugrov, Dolgopolov, Grechko, Kubasov, Makarov, Volkov y Eliseyev. En 1967 ingresan en la plantilla Roukavishnikov, Sebastianov, Liajov, Malyshev y Kovalionok, además de otros 13 que nunca llegarían a volar por el espacio. Entre tales había por vez primera 4 científicos de la Academia de Ciencias, Kolomitsev, Yershov, Gulyayev y Fathulin, siendo el resto Alexeyev, Beloborodov, Burdayev, Gaidukov, Isakov, Pisarev, Porvatkin, Sologub y Kozelsky. En 1968 se suman los ingenieros Fartushny, Patsayev y Yazdovsky. En 1970 se añaden los pilotos Berezovoi, Dedkov, Dzhanibekov, Isaulov, Kozlov, Popov y Romanenko, y los ingenieros Fefelov e Illarianov.
    En 1972 ingresan Poliakov, Smirenny, Machinsky, Andreyev, Ponomarev y Lebedev; en 1973: Aksenov, Ryumin, Strekalov y Ivanchenkov; en 1976 los pilotos Ivanov, Kadenyuk, Moskalenko Protchenko, Saley, Soloviev, Titov, Vasiutine y Volkov. En 1978 se suma la 7 promoción de la Fuerza Aérea con Grekov y Viktorenko; los médicos de la 2ª promoción Arzamanov, Potapov y Borodin; y los ingenieros civiles Alexandrov, Baladin, Laveikin, Manarov, Savinykh, Serebrov y Soloviov.
    En 1980 aparece el segundo grupo de mujeres aspirantes a cosmonautas; son Ivanova, Kuleshova, Pronina, Latysheva y Savitskaya. En el mismo año de 1980 también ingresó en el cuerpo de cosmonautas la tercera promoción de médicos, la primera de mujeres médico: Amelkina, Zakharova, Dobrokvashina, Klyushnikova y Pozharskaya.
    En 1983 se añadió al cuerpo el médico Atkov y en 1984 los ingenieros Kaleri y Yemelyanov. En 1985 se suman los también ingenieros Krikalev y Zaitsev, así como Stepanov. En 1987 ingresa en el cuerpo de cosmonautas el ingeniero Avdeyev y los pilotos Borodai y Bachurin, elegidos para el proyecto Buran inicialmente, así como los procedentes del 8º grupo de la Fuerza Aérea: Dezhurov, Gidzenko, Korzun, Malenchenko y Tsibliev. En 1988 se añaden Afanasiev, Artsebarsky y el ucraniano Kadenyuk. En 1989 los nuevos incorporados son los ingenieros de la empresa Energia: Budarin, Kondakova, Poleschuk y Usachev, los médicos del sexto grupo, Karashtin, Morukov y Lukyanyuk, los pilotos del grupo 9 de la Fuerza Aérea con Krichevsky, Onuifrienko y Padalka, y los pilotos de pruebas Maksimenko, Polonski, Puchkov, Pushenko, Tokarev y Yablontsev.
    En 1990 los incorporados son Severin de la empresa Zvezda; Aubakirov y Musabayev, designados por el gobierno del Kazakstan; Sharipov, Vozovikov y Zaletin, del grupo 10 de la Fuerza Aérea; y Andryushkov y Beberdin, de otra selección de la Fuerza Aérea en septiembre de tal 1990, y Krikun, Mukhortov, Sharov y Omelchenko, de un grupo de periodistas.
    En 1992 se sumaron Lazutkin, Treshchev y Vinogradov, ingenieros de la empresa Energía. En 1994 se añaden los también ingenieros Kyzhelnaya y Tyulin.
    A finales de mayo de 2003, los rusos anunciaron la incorporación de 9 candidatos más. Fueron los pilotos de la Fuerza Aérea Evgeni Igorevich Tarelkin, Anton Nikolayevich Shkaplerov, Anatoli Alekseyevich Ivanishin y Alexandr Mikhaylovich Samokutyaev, los procedentes de la empresa Energía, Andrei Ivanovich Borisenko, Mark Vyacheslavovich Serov y Oleg Germanovich Artemyev, así como Serguei Alexandrovich Zhukov, y Serguei Nikolayevich Ryazansky, el último del Instituto Medico-biológico.
    El 11 de octubre de 2006 los rusos presentaban 7 nuevos aspirantes en plantilla: Aleksey Nikolayevich Ovchinin, Aleksandr Aleksandrovich Misurkin, Sergey Nikolayevich Ryzhikov, Maksim Vladimirovich Ponomaryov, Nikolay Vladimirovich Tikhonov, Oleg Viktorovich Novitskiy y Yelena Olegovna Serosa. Esta última es en tal momento la única mujer de toda la plantilla.
    En octubre de 2010, el 17 grupo de cosmonautas lo integran los 7 nuevos siguientes: Andrey Babkin, Ivan Vagner, Sergey Kud-Sverchkov, Svyatoslav Morozov, Aleksey Khomenchuk, Denis Matveev, Sergey Valerevich Prokopiev.

    Y de los primeros soviéticos/rusos a los primeros de los Estados Unidos. El proceso de selección de los primeros astronautas norteamericanos que también fue largo y muy duro, tuvo lugar cronológicamente después que lo hicieran sus colegas soviéticos. Los aspirantes USA debían reunir las siguientes condiciones: En primer lugar, y como es obvio, ser ciudadanos estadounidenses; tener menos de 40 años; poseer una estatura inferior a 1,80 m, razón explicada por el tamaño de las cápsulas; pesar menos de 77 Kg; tener el título de piloto militar; haber volado más de 1.500 horas en reactores; estar en posesión de un título de licenciado en alguna especialidad científica o técnica; y disponer de cierta capacidad de reacción nerviosa así como, por supuesto, ser fisiológicamente perfectos de acuerdo con un esquema establecido.
    El comité de selección psicofisiológico de astronautas de la NASA estaba entonces formado por el ingeniero jefe Donlan, el ingeniero piloto de pruebas North, los psicólogos Allen O. Gamble y Voas, los médicos aeronáuticos Augerson y White, y los psiquiatras Edwin Z. Levy y George E. Ruff.
    Se inició el proceso con la convocatoria el 5 de enero de 1959. Se realizó entonces la elección de 110 hombres entre 508 pilotos aéreos expertos de la USAF, la Marina y la Infantería de Marina. De esos 110 hombres, 58 eran de la USAF, 47 de la USN y 5 Marines: De los 110, 69 fueron interrogados en Washington a fin de saber si deseaban prepararse para futuros astronautas. Renunciaron a seguir 16. Diversas pruebas son realizadas entonces en la clínica Lovelace Foundation, en Alburquerque. Tras un breve curso, de los 53 restantes fueron escogidos 36 que se sometieron posteriormente a duras pruebas en centrifugadoras, etc. Aceptaron seguir 32 y realizaron más pruebas en el centro Wright, en Dayton, Ohio.
    A primeros de abril de 1959 se apartaron del grupo 14 hombres considerados no aptos ante los requisitos propuestos. Finalmente, cuando ya quedaban 18 se designaron 7 que ya serían dejados en calidad de astronautas de la NASA y cuyos nombres fueron dados a conocer el 9 de ABRIL. A partir de entonces, los 7 astronautas fueron preparados concienzudamente para el programa Mercury del que serían protagonistas, siendo primero llevados a Langley Field, en Virginia. Entre las pruebas a que se sometieron a los hombres están el ponerlos cabeza abajo un tiempo para que se adaptaran a la acumulación sanguínea en tal punto, estar bajo una aceleración de 16 ges, estar a -45ºC en un frigorífico o en una estancia que se había antes calentado a 260ºC, correr 8 Km en 1 hora con el traje espacial. En fin, una verdadera tortura.
    Esta primera selección y las siguientes inmediatas fueron mucho más rigurosas que las posteriores. Se debió ello al práctico desconocimiento de las circunstancias reales del vuelo espacial. Por tanto, en los entrenamientos se ejecutaba solo sobre una base teórica que auguraba unas condiciones de vuelo muy difíciles de superar sin una preparación rigurosa. Pero a medida que se fueron desarrollando los vuelos y se elegían nuevas promociones de astronautas las condiciones para éstos fueron cada vez menos difíciles, vista la innecesidad de la excesivamente dura preparación y la paralela evolución de las astronaves que fueron ganando en seguridad, comodidad y técnica. Generalmente, la primera eliminación que se hace entre las miles de solicitudes recibidas tras cada convocatoria es simplemente basada en la información aportada por los interesados en los impresos que se acompañan en tal primer momento.
    Los siete primeros USA realizaron en los dos primeros años entrenamientos sobre las cuestiones: astronáutica general, sistemas y control de naves, compenetración en el vuelo y supervivencia. Luego, desde abril de 1961, el entrenamiento se enfocó hacia las misiones a realizar en particular, principalmente.
    Por relato de un astronauta que ingresara en la NASA en 1962, sabemos que la segunda promoción americana, que se inició en abril de aquél año, sufrió en primer lugar en la Brooks Base de la USAF, en Texas, un reconocimiento médico de 5 días. Tal reconocimiento comenzó con la extracción de casi un litro de sangre, según los propios aspirantes, después de que los candidatos se presentaran en ayunas y por la mañana. A continuación les permitieron un desayuno líquido, una taza, muy dulce para proseguir con pruebas de pinchazos con agujas. En tales pruebas, a los hombres les introducían agua muy fría en un oído, les exploraban el vientre, les examinaban a fondo con electrosensores, etc. Y luego, fueron sometidos a test psicológico de interpretación de sombras y películas. Por último, el equipo de selección les realizó un detenido examen técnico sobre aeronáutica. La selección, como en el primer grupo, fue realizada bajo dirección de los ingenieros Charles Donlan y Warren North.
    Por entonces, la estatura máxima exigida era de 1,83 m y la edad no debía sobrepasar los 35 años. La edad tope en el caso de la URSS fue luego fijada para nuevos ingresos en los 30 aproximadamente. En esta segunda selección americana quedaron al final 9 hombres que se eligieron entre los 34 finalistas y 271 candidatos iniciales.
    El tercer grupo, de 14 hombres, fue elegido en octubre de 1964, con 400 aspirantes iniciales; el cuarto en 1965, el quinto en 1966, etc. En 1964 se dudó de sistema y criterios a seguir en la selección.
    Posteriormente, por su parte, la edad mínima exigida, se situó alrededor de los 24 a 26 años, pues se supone entonces que antes de esa edad normalmente no concluye una preparación básica general para cualquier aspirante a astronauta que ha de llevar un buen bagaje de conocimientos científicos y no solo un título sin experiencia.
    Tras aquellos primeros grupos, los astronautas fueron luego seleccionados entre el personal de industrias aeronáuticas y, también como antes, militares, pero valorando y tomando en consideración los conocimientos científicos de los aspirantes. Remarcando esta tendencia, la NASA promocionó entonces conjuntamente la creación de cátedras astronáuticas en centros universitarios e institutos, a fin de establecer una base de formación de futuros astronautas. Por su parte, la edad máxima exigida se fue incrementando cada vez más, tolerando hombres de más edad. Hasta un momento determinado, la aptitud física fue un factor no solo importantísimo sino también determinante pero la creación de nuevas y más perfectas astronaves, más seguras y con circunstancias de vuelo, de aceleraciones, etc, más asequibles, se empieza a permitir efectuar el vuelo sideral a personas consideradas hasta la víspera como no aptas y entre las que se encuentran aquéllos cuya edad o condición física no les permitía soportar algunos esfuerzos físicos que conllevaban las rudas experiencias espaciales de entonces.
    En Norteamérica, aunque también puede ser astronauta cualquier civil que reúna las condiciones exigidas se ha venido dando preferencia a los militares y por supuesto de alta graduación por su mayor experiencia como pilotos. Se ha dicho asimismo que el poder otorgado por tal graduación elevada también influía en la designación de las tripulaciones; y lo mismo cabe suponer del caso soviético.
    Sin embargo, con posterioridad, el factor "capacidad de piloto" ha dejado paso al factor "capacidad científica" y ya se considera por igual al piloto y al científico y sobre todo a los que reúnen la doble condición, que son muchos.
    En cuanto a la altura y peso exigidos, es obvio que no pueden ser de parámetros muy acusados en ningún sentido pues las cabinas de las naves no se construyen precisamente con gran amplitud y medios, dados los límites de peso que siempre marcan los lanzadores. Una persona muy gruesa o muy alta, u otras en condiciones inversas, tendrían graves problemas, lo más probable, o sería muy costoso adaptar el equipo a sus medidas.
    El número de horas de vuelos exigido se fue progresivamente reduciendo hasta que sin dejar de ser un factor determinante pronto dejó de ser primordial. Los títulos de licenciatura, en cambio, pasan a ser de la máxima consideración, incrementando la puntuación los títulos complementarios de cursos o master y sobre todo los de doctorado. O sea, la aptitud de piloto es menos valorada en detrimento de los conocimientos científico‑técnicos. Antes se necesitaban pilotos que había que preparar científicamente y luego se requieren científicos que son adiestrados, si no lo están, para el pilotaje aeroespacial. Finalmente, la especialización de unos y otros hace que todos confluyan y se complementen.
    En un principio interesaba solo controlar la nave espacial, cuestión básica como es evidente, pero una vez determinadas las posibilidades de este factor se da paso a uno de los fines astronáuticos, la ejecución de investigaciones científicas y técnicas, quedando la labor de pilotaje relegada a la rutina. Esta labor de pilotaje no será ciertamente suprimida pero su importancia quedará en un segundo plano salvo en vuelos de exploración inicial.
    En el momento que la astronáutica adquiere mayor carácter científico que el de las antiguas simples maniobras, la preparación para piloto sideral se puede hacer más asequible a un científico que la adquisición de conocimientos científicos a un piloto en consideración al factor tiempo, como norma general.
    En la elección de los astronautas USA de 1977, para las lanzaderas del programa Shuttle, se escogen ya gran número de especialistas de misión y de carga útil, o sea científicos y técnicos, mientras que el número de pilotos es ya menor, dentro de la lógica evolución a que se hace referencia. Así, por ejemplo en 1990, se seleccionaron entre un total de 2.000 candidatos 16 especialistas de misión y solo 7 pilotos. Puesto que en los vuelos los especialistas vuelan en mayor cantidad y solo 2 pilotos, los primeros rotan o vuelan más que los pilotos.
    Otro factor muy importante en la selección de astronautas es el psicológico. Un astronauta tiene que poseer necesariamente una capacidad de reacción que no le permita en ningún momento de un caso de avería o peligro en el espacio, como se dice, perder la cabeza, sino reaccionar con la frialdad serena que el caso requiera. Sobre este punto, la tendencia en la selección la marcan los diversos test que la NASA estableció o incorpora a las pruebas.
    Todo ello puede ser aplicado al caso soviético pues los sistemas, que no se ha de olvidar tienen el mismo fin, no difieren en lo fundamental. En la URSS, el reclutamiento de cosmonautas continuó después de 1961 realizándose con cierta regularidad. En 1963, el número de aspirantes a cosmonautas URSS fue de 80.
    Consecuencia del programa Intercosmos, la URSS estableció la selección de cosmonautas de otros países para volar con los propios. Los primeros seleccionados fueron parejas de Checoslovaquia, Polonia y la entonces Alemania Oriental, en 1976. Pero el plan incluía elegir hasta 1983 hombres de otros países del Intercosmos, como Bulgaria, Hungría, Cuba, Rumania y Mongolia. Todos ellos viajan con cosmonautas soviéticos en calidad de ingenieros de vuelo o, lo que significa, en calidad de científicos o técnicos más que de pilotos.
    Los primeros astronautas USA, como se decía, fueron elegidos en abril de 1959, constituyendo un grupo de 7 hombres, de los que 3 pertenecían a la USAF, 3 a las USN y uno era un Marine; fueron tales 7, Shepard, Slayton, Grissom, Glenn, Schirra, Cooper y Carpenter.
    El segundo grupo fue escogido el 17 de septiembre de 1962 entre 200 candidatos. En total la promoción fue de 9 hombres, 4 de ellos pilotos USAF, 3 pilotos USN y los 2 restantes son los primeros astronautas civiles en la NASA. Los 9 hombres son: Borman, Conrad, Lovell, Young, McDivitt, Stafford, White, See y Armstrong, siendo los dos últimos los civiles.
    El tercer grupo se designó el 18 de octubre de 1963 y constaba de 14 pilotos, 12 de ellos militares, de los que 7 procedían de la USAF, 4 de la USN y 1 Marine, y dos civiles. Son todos ellos, Schweikart y Cunningham, civiles, y Aldrin, Anders, Bean, Bassett, Cernan, Chaffee, Collins, Eisele, Freeman, Gordon, Scott y Williams.
    El cuarto grupo constaba por vez primera de científicos. Se escogió el 28 de junio de 1965 y su número era de 6, de ellos 3 físicos, 2 médicos y 1 geólogo: Gibson, Graveline, Curtis Michel, Schmitt, Garriot y Kerwin; este último procedía de la USN. Esta vez el total de aspirantes había sido de 1.422, en la fecha inicial del proceso selectivo del 31 de diciembre de 1964.
    La quinta promoción de astronautas USA tuvo efecto el 4 de abril de 1966 al incorporar 19 nuevos pilotos, 7 USAF, 6 USN, 2 Marines y 4 civiles. Los 19 fueron: Brand, Bull, Carr, Duke, Engle, Evans, Givens, Haise, Irwin, Lind, Lousma, Mattingly, McCandels, Mitchell, Pogue, Roosa, Swigert, Weitz y Worden.
    El 4 de agosto de 1967 se elegía al sexto grupo, compuesto esta vez por 11 científicos, 3 astrónomos, 3 físicos, 2 médicos, 1 geofísico, 1 químico y 1 ingeniero electrónico. Estos hombres son, Allen, Chapan, England, Henize, Holmquest, Lenoir, Llewellyn, Musgrave, O'Leary, Parker y Thornton. Inicialmente el total de aspirantes fue esta vez de 750 personas.
    Entonces el total de astronautas USA es de 66, de los que 17 eran científicos y 24 civiles. Pero en 1969 se unen al equipo 8 nuevos, todos ellos militares, K. Bobko, R. Crippen, Ch. Fullerton, H. Hartsfield, R. Overmeyer, D. Peterson, R. Truly, A. Crews. Sin embargo, a la vez hay que dar de baja hacia octubre a 8 que voluntariamente se retiran con lo que el total quedan 50, teniendo además en cuenta que además habían fallecido otros 8.
    En 1976, en USA habían sido astronautas en vuelo real 43 hombres de los que seguían en activo solo 28, 9 de ellos científicos; se habían pues retirado 38.
    El resumen, al término de los primeros 15 años de vuelos USA, indica pues que en este período hubo un total de 74 astronautas, de los que, hasta entonces, habían volado por el espacio 43, habiendo fallecido 8, 2 de los cuales habían volado ya, y abandonaron el resto excepto los citados 28; de éstos, 10 eran científicos y el resto pilotos.
    Con la llegada del programa Shuttle, dado que la NASA solo contaba con 28 hombres, se llevó a cabo una nueva selección que sería la octava. Hasta el 30 de junio de 1977 en que concluía el plazo se presentaron 8.079 candidatos entre los que se eligieron al final 35 en 1978 y cuyo promedio era de 33 años. La elección final se hizo entre 208 finalistas entre los que había 21 mujeres y 15 hombres de las llamadas minorías étnicas. Formaban el grupo final de ascans (astronautas candidatos) 15 pilotos, 6 USAF, 8 USN y 1 civil, y 20 especialistas de misión o técnicos y científicos, siendo 13 civiles y 7 militares; los 7 militares eran 4 USAF y 3 restantes USN, Marine y US Army. Del total de los 35, 14 eran civiles y 21 militares. Entre los civiles se hallan por vez primera en USA 6 mujeres, las primeras de la NASA en el equipo de astronautas. También es la primera vez que se seleccionan 3 negros y un americano‑japonés. Del total, 14 son doctorados o licenciados en medicina, astronáutica, electrónica, ingeniería nuclear o mecánica, astronomía, física, bioquímica y geología. Del total de los 8.079 candidatos, entre los que había 1.544 mujeres, en agosto de 1977 quedaban solo 208 que fueron examinados en el MSFC de donde salieron pues los finalmente seleccionados que fueron los 35 referidos, los primeros seleccionados en 8 años, desde 1969.
    La elección de los 35 fue realizada finalmente en ENERO y anunciada en abril de 1978 por la NASA y su presentación se efectuó el 1 de julio de 1978. Los repetidos 35 son: Bluford, Brandenstein, Buchli, Coats, Covey, Creighton, Fabian, Fisher, Gardner, Gibson, Gregory, Griggs, Hart, Hauck, Hawley, Hoffman, Lucid, McBride, McNair, Mullane, Nagel, Nelson, Onizuka, Resnik, Ride, Scobee, Seddon, Shaw, Shriver, Stewart, Sullivan, Thagard, Van Hoften, Walter y Williams. Tras varios años de entrenamiento general, en JULIO de 1980, estas personas quedaban dispuestas para el entrenamiento concreto para vuelos del Shuttle, de ellas 15 quedaban especializadas en calidad de pilotos y los 20 restantes eran especialistas para el manejo de las cargas útiles en EVAs, reparaciones, etc. En total, en los primeros años, solo 12 astronautas de los más de 60 estaban capacitados para pilotar solventemente un Orbiter Shuttle.
    Las condiciones de ingreso, por otra parte, eran ahora incluso más suaves que hasta entonces. Los límites de estatura, por ejemplo, son posteriormente los de tener entre 1,62 y 1,93 m de altura; la mínima altura se admite hasta 1,49 m para los especialistas de misión. Para los especialistas, las condiciones físicas exigidas, además de los límites en peso y estatura, son determinada agudeza visual, presión sanguínea límite al alza en 14 y 9, etc... Para los pilotos, además el número de horas de vuelo exigibles asciende a 1.000, preferentemente en reactores. Para la categoría de especialistas hay que tener el grado de preparación en la especialidad correspondiente. El entrenamiento de este grupo fue encargado al veterano Alan Bean.
    El total de astronautas pasa entonces a ser de 63 en USA. De ellos, son pilotos 33 y científico‑técnicos 30. En años sucesivos se fue renovando la plantilla con nuevas incorporaciones y varias bajas. En 1980, con el noveno grupo, entraron 19 nuevos. En 1984 el grupo incorporado es de 17 más. En 1985, fueron 13. En 1987, con el 12 grupo seleccionado, entraron 15 más. En 1992, se añaden 23. En marzo de 1992 se nombraron, tras ser elegidos entre unos 2.000 candidatos, 19 nuevos astronautas.
    El 8 de diciembre de 1994, los americanos nombraban otros 19 nuevos astronautas (grupo 15), 13 de ellos militares y 6 civiles, con destino a cubrir 10 plazas de piloto y el resto de especialistas. La selección previa se hizo entre 2.962 candidatos de los que se escogieron inicialmente 122. La promoción inició en marzo el entrenamiento en Houston y a la misma fueron añadidos luego un japonés y un canadiense.
    En tal año de 1994, la NASA tenía una plantilla de 105 astronautas de los 17 son mujeres; a mediados de año seguían cursos de entrenamiento 19 de ellos. Por entonces las condiciones generales para acceder a astronauta son tener entre 27 y 37 años, entre 1,53 y 1,90 m de estatura, buena condición física y psicológica, y tener una carrera científica (por ejemplo, ingeniero aeronáutico), o bien ser piloto con más de 1.000 horas de vuelo; y por supuesto, tener un buen dominio del inglés. El sueldo anual de un astronauta americano es entonces de entre 38.000 y 82.000 dólares, en dependencia de cada caso.
    En abril de 1995, del total de 233 seleccionados por la NASA para su plantilla en 15 grupos entre 1959 y tal año, 93 estaban en activo y 19 más en entrenamiento general. Otros 98 se habían retirado y 23 habían fallecido por causas diversas.
    A finales de 1995, la plantilla de astronautas de la NASA era de 88 personas, de las que 70 ya estaban adscritas a algún vuelo o proyecto de vuelo. Por entonces, la colaboración con los rusos se ha incrementado, tras los cambios políticos que llevaron a la desaparición de la URSS, y se realizan intercambios de astronautas entre los dos países. Mientras que la mayor flexibilidad americana no supone impedimento para el vuelo a los rusos, a la inversa, ocurre que no todos los americanos eran aptos para viajar en los Soyuz. La razón era evidente. Las medidas y capacidad de las naves rusas eran inferiores y condicionaban por tanto la física de sus ocupantes. Los americanos no solo debían saber ruso, sino que sus estaturas habían de estar entre los 1,65 y 1,82 m, además de tener un perímetro torácico entre los 96 y 111 cm.
    En 1996, en total, los americanos tenían 124 personas asignadas a la plantilla de astronautas, incluidos varios franceses, canadienses y de otros países en disposición para misiones Shuttle. En tal año, el 12 de agosto, 35 personas, 10 pilotos y el resto especialistas de misión, iniciaban en Houston un nuevo curso. La selección había tenido lugar entre 2.400 personas. En tal nueva promoción había los hermanos gemelos Mark y Scott Kelly, que son los primeros del cuerpo de astronautas.
    En 1998 llega una nueva promoción de astronautas, incrementando la NASA su número de pilotos astronautas en 8 y el de especialistas de misión en 17, de todos los cuales 4 son mujeres. Fueron todos ellos: Clayton C. Anderson, Lee J. Archambault, Tracy E. Caldwell, Gregory E. Chamitoff, Timothy J. Creamer, Christopher J. Ferguson, Michael J. Foreman, Michael E. Fossum, Kenneth T. Ham, Patricia C. Hilliard, Gregory C. Johnson, Gregory H. Johnson, Stanley G. Love, Leland D. Melvin, Barbara R. Morgan, William A. Oefelein, John D.Olivas, Nicholas J. M. Patrick, Alan G. Poindexter, Garrett E. Reisman, Steven R. Swanson, Douglas H. Wheelock, Sunita L. Williams, Neil W. Woodward, y George D. Zamka. También se asimilan para su entrenamiento con los mismos los de las agencias europeas Léopold Eyharts, Paolo Nespoli, Hans Schlegel y Roberto Vittori, el de la Agencia Canadiense Bjarni V. Tryggvason y el de la brasileña Marcos Pontes.
    En 2000 la NASA elegía el 18 grupo, 17 nuevos candidatos a astronauta, de ellos 7 pilotos y 10 especialistas de misión, 14 hombres y 3 mujeres. Tales son: Dominic A. Antonelli, Michael R. Barratt, Robert L. Behnken, Eric A. Boe, Stephen G. Bowen, B. Alvin Drew, Andrew J. Feustel, Kevin A. Ford, Ronald J. Garan, Michael T. Good, Douglas G. Hurley, Timothy L. Kopra, K. Megan McArthur, Karen L. Nyberg, Nicole P. Stott, Terry W. Virts y Barry E. Wilmore.
    En mayo de 2004 una nueva promoción, la 19, añadía a la plantilla a los siguientes 11 especialistas y pilotos: Robert Satcher, José Hernández, Christopher Cassidy, R. Shane Kimbrough, Thomas Marshburn, Joseph Acaba, Shannon Walker, Richard Arnold, Dorothy Metcalf-Lindenburger, Randolph Bresnik y James Dutton.
    Por entonces, una estadística destaca que solo 1/3 de los astronautas de plantilla llegaba a volar por el espacio. A principios de 2005, la NASA tenía 95 astronautas, 46 realizando formación y 11 más aspirantes. De los que se estaban entrenando 18 eran de otras nacionalidades.
    La 20 promoción americana llega en 2009 tras elegir entre 3.500 aspirantes a 9 nuevos astronautas que ingresarían en agosto de tal año en Houston. Son tales: Gregory R. (Reid) Wiseman, Jack D. Fischer, Jeanette J. Epps, Kathleen (Kate) Rubins, Kjell N. Lindgren, Mark T. Vande Hei, Michael S. Hopkins, Scott D. Tingle y Serena M. Aunon.
    La siguiente convocatoria se realiza en noviembre de 2011 para una selección que ha de concluir en 2013. Se presentan 6.372 personas candidatas, casi el doble de los esperadas. Se eligen finalmente 8, cuatro mujeres y cuatro hombres, todos entre los 34 y 39 años, que son dados a conocer en junio de tal 2013: Josh A. Cassada, Victor J. Glover, Tyler N. Hague, Christina M. Hammock, Nicole Aunapu Mann, Anne C. McClain, Jessica U. Meir y Andrew R. Morgan.
    El 7 de junio de 2017 la NASA anuncia la selección de los siguientes 12 nuevos aspirantes a astronauta entre unos 18.300 aspirantes iniciales: Zena Cardman, Jasmin Moghbeli, Jonny Kim, Frank Rubio, Matthew Dominick, Warren Hoburg, Robb Kulin, Kayla Barron, Bob Hines, Raja Chari, Loral O' Hara y Jessica Watkins. Son la 22 promoción.
    En febrero de 2020 la NASA anuncia una nueva promoción con la selección de 11 futuros astronautas, esta vez alguno de los cuales en el futuro va a ir a la Luna, e incluso quizá a Marte. La exigencia previa, condiciones físicas aparte, es tener al menos una carrera apropiada y como mínimo un máster en tecnología, ciencia, ingeniería o matemáticas, o un doctorado en medicina, así como ser piloto con 2 años de experiencia profesional o 1.000 h de vuelo en reactores, habiendo pasado por una escuela aeronáutica de un nivel reconocido. La novedad más destacable respecto a otras convocatorias quizá sea un examen de 2 h online. Las solicitudes se presentan a partir de marzo del mismo 2020 y el proceso se prevé finalizar hacia la mitad de 2021. Se presentan más de 12.000 aspirantes. Los elegidos finales fueron 10 y se presentaron paladinamente el 6 de diciembre del mismo 2021 en Ellington Field, Texas, debiendo iniciar su entrenamiento básico de dos años a partir de enero del inmediato 2022 en el Centro Johnson. Son los siguientes: Nichole Ayers, Christopher Williams, Luke Delaney, Jessica Wittner, Anil Menon, Marcos Berríos, Jack Hathaway, Christina Birch, Deniz Burnham y Andre Douglas. Con los mismos la NASA suma un total de 360 astronautas seleccionados a lo largo de su historia.

    Por su parte, casi paralelamente al inicio del programa Shuttle, en Europa se efectúa otra selección de astronautas con vistas al proyecto conjunto Shuttle‑Spacelab a realizar entre la ESA y la NASA, y posteriormente cara a la estación internacional Alpha.
    Así, en el viejo continente, se convocan en marzo de 1977 pruebas para elegir a científicos solo de los países que forman la ESA; tales países son en aquél momento la entonces RFA, Francia, Gran Bretaña, Italia, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Suecia, Suiza y España. Las condiciones exigidas a los candidatos fueron establecidas a fines de 1976 por especialistas de la ESA en reunión celebrada en París, condensándose tales requisitos en: conocimientos completos de inglés, pruebas físicas y médicas muy completas en el Centro de Investigación de Medicina Espacial, pudiendo presentarse hombres y mujeres de hasta 60 años siempre que estuvieran en posesión de los títulos requeridos de licenciaturas científico‑técnicas.
    Se presentaron en total 2.000 candidatos entre los que se eligieron 53 en octubre de 1977. De los mismos, a fines de ese mismo año, se eligen 6 de los que el 22 de diciembre de 1977 son presentados en 4 ruedas de prensa en París como titulares europeos de la ESA para las experiencias Spacelab. Son tales 4, el italiano Franco Malerba, el alemán Ulf Merbold, el suizo Claude Nicollier y el holandés Wubbo Ockels, respectivamente ingeniero electrónico, doctor en ciencias, astrónomo, y doctor en física. En marzo de 1978, el primero fue sin embargo descartado temporalmente, por lo que la primera promoción europea solo constó de 3 astronautas.
    De las 53 plazas, 5 correspondían a España que fueron convocadas el 27 de mayo de 1977 oficialmente a oposición bajo los requisitos iniciales de medir entre 1,53 y 1,90 m de estatura, tener menos de 45 años y ser licenciado en ciencias. Los exámenes los realizó el INTA. Se presentaron 78 personas y los elegidos fueron un doctor en ciencias físicas, 2 ingenieros de estación de comunicación por satélite y 2 pilotos, uno militar y otro civil. Para llegar a la elección de los mismos, los 78 fueron sometidos a exámenes de idiomas, principalmente inglés aunque también se valoraron los conocimientos de otros, quedando al final de la prueba 28. Este resto fue sometido a ensayos médico‑psicológicas durante un mes. Los seleccionados pasaron a la fase europea con 49 más de otros países. Entonces les exigieron conocimientos de tipo científico y técnico de aplicación europea. Esta fase redujo los candidatos a 27. En una segunda fase supranacional, en la que se exigieron conocimientos técnicos muy concretos, quedaron 11 hombres de los que ya saldrían los 4 finales ya citados, que al final serían 3, y entre los que no quedará ningún español. Por su parte Francia presentó 4 personas y una mujer (A.C. Levasseur Regourd) que llegó a estar entre los 11 últimos.
    Creado el Centro Europeo de Astronautas, a principios de los 90 la ESA realiza nueva convocatoria, la segunda, para elegir astronautas e ir creando su propia plantilla, con independencia de los ya existentes de cada país que, como Francia o Alemania, ya venían actuando en misiones tanto con soviéticos como estadounidenses. Pero 3 de ellos, Ulf Merbold, Claude Nicollier y Wubbo Ockels, pasaron a depender del nuevo citado Centro. Entonces se esperaba que la plantilla fuera de 38 personas para finales de los 90. La convocatoria, realizada en paralelo en los 13 países miembros de la ESA, tiene su origen en junio de 1989 y pedía a los candidatos el perfecto dominio del inglés, titulo universitario, de las áreas: ingeniería superior, biología, farmacia, física, química, o medicina, y 3 años de experiencia en alguna de ellas, estatura entre 1,53 y 1,90 m, edad entre 27 y 37 años, buena salud y peso normal. Los pilotos deberían tener al menos 1.000 horas de vuelo; también servía ser especialista en el manejo de equipos de laboratorio. Los requisitos psicosociales eran: destreza manual, sociabilidad, buena memoria, alta capacidad de concentración, ser solidario y estable emocionalmente. Cada país de la ESA debía preseleccionar entre 3 y 5 candidatos con lo que serían en total 65 como máximo.
    En España la preselección correspondiente la realiza el CDTI, Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial, del Ministerio de Industria y Energía, durante 6 meses, hasta abril de 1991. La convocatoria oficial se realiza en el Boletín Oficial del Estado del 6 de septiembre de 1990 y se daba de plazo para presentar solicitudes hasta el 31 de octubre siguiente. Del total de 658 solicitudes, 76 de ellas mujeres, se declararon aptos sobre el papel de su currículo 448 aspirantes, de los que 42 fueron mujeres. Tras rellenar los cuestionarios sobre profesión, salud, y personalidad, quedaron 136; muchos no sobrepasaron la prueba de la silla giratoria. A finales de 1990, tras las pruebas médicas, realizadas en el Centro de Medicina Aerospacial del Ministerio de Defensa, quedaban 42 aspirantes en total, de los que 19 eran pilotos, 9 científicos y el resto (14) técnicos; de ellos, solo 1 era mujer. La prueba de idiomas, realizada en el Instituto Oficial de Idiomas, y pruebas en centrifugadora (realizada en Francia en marzo de 1991), médicas, y científico-técnicas, fue superada por 11 de los citados candidatos supervivientes. Finalmente, el comité encargado hizo una última criba y los 5 españoles seleccionados fueron el biólogo marino Enrique Cortés Pérez, procedente de Barcelona, el piloto militar Luis Antonio Fernández-Cavada King, de Madrid, y los ingenieros Pedro Duque Duque, madrileño residente en Alemania, César Arteaga Aldana, de Logroño, y José Ángel Corugedo Bermejo, leonés residente en Alcalá de Henares.
    Al final concurren de todos los países europeos de la ESA 59 candidatos, de los que 10 son mujeres. A partir de diciembre de 1991 se procedió a realizar la selección de 10 como máximo de todos ellos, cuyo sueldo iba a ser de 600.000 pesetas netas al mes. A finales de ENERO de 1992, se anunció que quedaban 25 finalistas de la fase, de los que 2 eran españoles, Pedro Duque y César Arteaga; los otros 3 habían quedado pues fuera ya. En febrero siguiente se realizaría la siguiente selección que al final sería de solo 6 hombres. Un alemán, Klaus D. Flade, que estaba preparando un vuelo sideral con los rusos, dentro de los acuerdos paralelos con Alemania, perdió su oportunidad europea al no poderse presentar a la entrevista final.
    El 7 de mayo de 1992 el director de la ESA anunciaba los nombres de 6 candidatos a astronauta para futuras misiones, entre los que había una mujer belga de 31 años especializada en medicina espacial. Eran el español Pedro Duque, el italiano Mauricio Cheli, el francés Jean François Clervoy, el sueco Christer Fluglesang, la belga Marianne Cheli Merchez y el alemán Thomas Reiter. En tal momento, con esta segunda promoción, Europa solo contaba con 9 astronautas, contando los 3 con experiencia anterior ya citados. El entrenamiento de los mismos había de realizar en 7 centros o instalaciones del Centro Europeo de Astronautas en Colonia, de un modo básico, a partir del 1 de junio de 1992. Duque, la belga Merchez y el sueco Fuglesang, hicieron durante 1 mes una preparación de 156 horas con ayuda de personal instructor ruso. El entrenamiento de estos europeos constaba sobre el papel de 1 año de preparación básica, otro período de especialización y 1,5 años cara a una misión concreta. Pero 4 de los nuevos se destinaron al programa de la ESA con la Mir rusa, en tanto que los otros dos se fueron a los Estados Unidos para volar en el Shuttle. Así pues, el entrenamiento siguió entre abril y julio de 1993 en la Ciudad de las Estrellas de los rusos para los 4 citados bajo un costo para los europeos de 45 millones de ECUs, que incluía además las operaciones posteriores, experimentos y restantes trabajos para lograr los objetivos de los vuelos.
    La siguiente promoción de astronautas europeos estaba entonces prevista para iniciar en 1994. En 1998 la ESA optó por agrupar todos los astronautas de los distintos países de su entorno en su seno; se refiere a los que habían volado con rusos o americanos en vuelos de programas nacionales bilaterales con ellos. Se crea así el cuerpo de astronautas especialistas europeos para su ocupación en la estación internacional o ISS. Aun así, la ESA anunció nueva convocatoria para que hubiera una representación de todos los países integrantes. Se quería contar con un cuerpo de 16 astronautas en el 2.000. La selección de candidatos se realizaría cada 2 años desde 1998. El entrenamiento básico de los mismos se realizaría en Colonia, en el Centro Europeo de Astronautas y consta de varias fases y un período de un año. EL entrenamiento avanzado puede ser de otro año. El entrenamiento siguiente es el específico de un tiempo previsto en asignación a una misión concreta; puede ser de más de un año.
    En octubre de 1998 la ESA comunicaba que había elegido un nuevo astronauta para su plantilla y el mismo resultó ser el médico holandés André Kuipers. Días más tarde se eligió aun otro más, el belga Frank De Winne. Así pues, en tal momento la renovada plantilla europea de astronautas la forman con los citados: el suizo Claude Nicollier, los alemanes Thomas Reiter, Hans Schlegel y Gerhard Thiele, los franceses Jean Francois Clervoy, Leopold Eyharts y Jean Pierre Haignere, los italianos Umberto Guidoni, Roberto Vittori y Paolo Nespoli, el español Pedro Duque Duque, y el sueco Christer Fuglesang. En total 14; además estaba aun colaboraba el más veterano, el alemán Ulf Merbold.
    En mayo de 2008 la ESA inició una nueva selección de 8 astronautas (4 titulares y 4 suplentes) entre sus 17 países para crear una nueva promoción en 2009. Los requisitos generales fueron tener entre 27 y 37 años, aptitud física adecuada, saber inglés y tener carrera de ingeniería o de ciencias, o ser piloto. El número inicial de aspirantes fue de unos 10.000 (un tercio de los esperados por la ESA), que tras la primera criba por falta de certificado médico quedaron en 8.413, de ellos 789 españoles (entre los que se cuentan 103 mujeres); el país que más aporta es Francia con 1.860 aspirantes y Alemania con 1.798. En la segunda ronda (julio de 2008, Hamburgo), considerados los currículos y los resultados de un cuestionario, pasaron 923 personas de esos miles antes citados. Mediado septiembre los aspirantes que habían superado las primeras pruebas psicológicas eran 192. Finalmente la ESA anunció el 20 de mayo de 2009 los nombres de 6 (en vez de 8) nuevos astronautas europeos:

Nombre
País
Profesión
Alexander Gerst
Alemania
Piloto militar
Samantha Cristoforetti
Italia
Piloto militar
Timothy Peake
Gran Bretaña
Piloto civil
Andreas Mogensen
Dinamarca
Ingeniero
Luca Parmitano
Italia
Ingeniero
Thomas Pesquet
Francia
Investigador
    En 2015 se añadió a la plantilla al alemán Matthias Maurer, especializado en ciencia de materiales, sin ser entonces piloto.
    El 31 de marzo de 2021, la ESA abre nuevo plazo para otra promoción de astronautas, proceso que ha de concluir en octubre de 2022. En la convocatoria, la ESA anima a presentarse especialmente a mujeres, y por vez primera en este ámbito a nivel mundial se admite la presencia de discapacitados físicos. Las condiciones en este último caso incluyen aportar un certificado médico aeronáutico que admita que el candidato podría ser apto para ser piloto privado. Las condiciones generales a todos son: ser ciudadano de un estado miembro de la ESA; medir entre 1,50 y 1,90 m, 50 años de edad máxima, tener el título de piloto de pruebas o una carrera de las ramas de medicina, ingeniería, informática, ciencias naturales o matemáticas (todos ellos con al menos 3 años de experiencia profesional); dominar el inglés y otro idioma, puntuando también un tercero. Cerrado el plazo, se presentaron un total de 22.589 personas a tal convocatoria, de las que 257 son a la plaza de discapacitado; el total de mujeres aspirantes son inicialmente 5.419. Por países se presentan  7.137 de Francia, 3.700 de Alemania, 1.979 de Reino Unido, 1.860 de Italia, y 1.344 de España (299 de ellas mujeres). El propósito es por entonces elegir 4 nuevos astronautas, y uno con discapacidad. Se aceptaron 22.523 candidatos de todos los presentados, de los que pasaron a la segunda fase unos 1.350, 28 de ellos españoles; la eliminatoria de la primera fase, más del 90%, se hace sobre el curriculum presentado. La segunda fase es un primer examen psicomédico y pasan a la tercera fase unos 450.
    En tal momento, antes de la selección final de 2022, la ESA tiene activos solo 7 astronautas (2 italianos, 2 alemanes, 1 francés, 1 danés y 1 británico); la selección anterior se había hecho en 2009. Finalmente, tras pasar 6 fases de criba, son elegidas 17 personas, 5 astronautas titulares y 11 suplentes, además del primer astronauta discapacitado. De todos ellos, las mujeres son la mitad. Son los 5 titulares (Sophie Adenot, de Francia; Rosemary Coogan, de Reino Unido; Raphaël Liégeois, de Bélgica; Pablo Álvarez Fernández, de España; y Marco Sieber, de Suiza) y 11 reservas (Meganne Christian, de Reino Unido; Anthea Comellini y Andrea Patassa, de Italia; Carmen Possnig, de Austria; Arnaud Prost, de Francia; Amelie Schoenenwald y Nicola Winter, de Alemania; Aleš Svoboda, de la República Checa; Sara García Alonso, de España; Marcus Wandt, de Suecia; y Sławosz Uznański, de Polonia). Además se añade al británico John McFall como primer astronauta discapacitado de la historia (le falta una pierna). Comienzan entrenamiento básico de más de un año. Pablo Álvarez Fernández y Sara García Alonso, son los primeros astronautas españoles nuevos en 30 años.

    Otros países han hecho por su cuenta también selección de personas para volar por el cosmos, aunque cara a vuelos americanos o rusos (antes para los soviéticos del programa Intercosmos). Francia, por ejemplo, comenzó en este sentido en septiembre de 1979 a seleccionar personal, aunque luego algunos también volarán con los americanos. Canadá seleccionó 6 personas en diciembre de 1983 cara a su participación con los americanos en el Shuttle; y en junio de 1992 seleccionó 4 entre 5.330 aspirantes.
    Brasil eligió en 1999 a Marcos Pontes como su primer astronauta y lo envió a entrenar a los Estados Unidos con la plantilla de especialistas de misión.
    La Oficina de Astronautas del Japón se creó en octubre de 1992. Pero la NASDA ya desde los años 80 se preparó para disponer de tripulaciones y luego de enviar 5 personas al espacio, uno por parte rusa y cuatro americana, por distintos medios, en la segunda mitad de 1998 seleccionaba dos personas más para su corta plantilla con vistas a su envío a la ISS. Se realizó una primera selección de la que salieron 54 personas y entre el 30 de agosto y 19 de septiembre quedaron en una segunda criba solo 8. La tercera fase se efectuó entre el 28 de noviembre y 14 de diciembre del mismo 1998. El 10 de febrero de 1999 se dio a saber que se elegían 3 nuevos astronautas candidatos, Naoko Sumino, Akihiko Hoshide y Satoshi Furukawa. La plantilla de la NASDA quedaba entonces integrada por los 3 citados que se unían a los veteranos Mamoru Mohri, Takao Doi, Koichi Wakata, Chiaki Mukai y Soichi Noguchi. En total, 8 astronautas de los que 4 había volado por el espacio anteriormente. El Jefe de Astronautas sería Mamoru Mohri.
    En cuanto a China, realizó su primera selección de cosmonautas, taikonautas en su argot, entresacados de los pilotos militares del país a finales de los años 90 y se empezaron a entrenar bajo la dirección de dos hombres, Wu Jie y Li Qinglong, preparados al efecto con los rusos en la Ciudad de las Estrellas; en realidad, ya en 1971 se hizo una primera selección de 20 pilotos para los primeros estudios y preparación de futuros astronautas, si bien luego no se desarrolló el proyecto. En 2002 el grupo estaba bajo el mando de Shu Shuangning. Entonces había entrenándose al respecto 12 experimentados pilotos militares con una media de edad de 30 años, 65 Kg de peso y 1,7 m de estatura. Pero en abril de 2003 trascendían, aun no de forma oficial, los nombres de 14 taikonautas elegidos entre 1.500: Liu Buoming, Zhao Chuandong, Jing Haipen, Nie Haisheng, Wu Jie, Fei Junlong, Yang Liwei, Li Qinglong, Deng Qingming, Chen Quan, Liu Wang, Zhang Xiaoguan, Pan Zhanchun y Zhai Zhigang. Para el primer vuelo se eligieron 3 de los mismos, aunque solo volaría uno, siendo seleccionado del mismo modo que lo fuera Gagarin, a solo unas horas antes del despegue. Los 3 citados tenían más de 1.000 horas de vuelo. Finalmente el elegido fue Yang Liwei.
    En junio de 2004 los chinos informaban su intención de ampliar su plantilla de astronautas con mujeres que deberían reunir la condición de tener entre 25 y 45 años y ser... casadas. Volarían previsiblemente hacia 2010 en calidad de ingenieros de vuelo como investigadoras para la planificada estación orbital. Pero un año más tarde se supo que el primer grupo al respecto era de 35 chicas entre 17 y 20 años con vista a su preparación durante unos 5 años en materia espacial; a tal convocatoria se presentaron unas 200.000 aspirantes.
    El anuncio chino de 2009 para cubrir plazas de candidatos a taikonautas de la segunda promoción, trascendió más por las condiciones anecdóticas que otra cosa. Por ejemplo los aspirantes debían tener expresa autorización conyugal, carecer de mal olor corporal, mal aliento, caries, y ser limpios, aseados, no tener alergias, ni por supuesto enfermedad, ni tener antecedentes familiares de enfermedad grave hasta tres generaciones atrás, y así hasta 100 condiciones. Realiza entonces la selección el hospital de la Base Aérea de Nanjing.

El 7 de mayo de 2010 los chinos anunciaron que se había elegido 7 nuevos taikonautas, 2 de ellos mujeres, las primeras chinas en este ámbito. Todos ellos son pilotos, de ellos 5 pilotos de caza. Fueron: Cai Xuzhe, Chen Dong, Liu Yang, Tang Hongbo, Wang Yaping, Ye Guangfu y Zhang Lu.
    La tercera promoción china fue anunciada en octubre de 2020. Se dijo que se había elegido a 18 nuevos taikonautas, entre ellos una mujer, pero no trascendieron sus nombres; solo se dijo que eran 7 pilotos de la Fuerza Aérea, 7 ingenieros de vuelo, y 4 especialistas de carga útil.



    Tras la desaparición de la URSS y las precariedades económicas de los rusos, éstos abrieron su cosmonáutica a determinadas formas comerciales, tanto de lanzamientos, como de vuelos tripulados de pago hacia su Mir. Se admitieron así programas de entidades privadas, generalmente multinacionales con fines publicitarios.
    En 1998, especialistas rusos del Centro Espacial Yuri Gagarin elegían en una primera selección con pruebas diversas por toda Europa aspirantes a entrenamiento como cosmonautas entre jóvenes universitarios, dentro del proyecto llamado “West in Space 1998” de la compañía tabaquera West; los requisitos eran prácticamente casi los mismos que a los candidatos a cosmonauta ordinarios. En España se escogieron 7 jóvenes, 2 de ellos mujeres, de los que solo uno pasaría junto a otros 66 supervivientes de selección del resto de la Unión Europea para la última criba y elegir a 18 candidatos finales para entrenarse sideralmente con los rusos durante un mes. El elegido español fue Borja Baturone.
    En 2001 voló por el espacio Dennis Tito, un americano que se pagó de su bolsillo un billete sideral de 20 millones de dólares. No era el primero en volar mediante pago, pues antes otros, como el periodista japonés Akiyama, lo habían hecho para su empresa, pero si el primero en costearlo por si mismo. Las condiciones para ir al espacio de gente, por así decir, corriente son entonces para el caso de vuelos rusos: una buena preparación física y mental, estar dispuesto a aprender ruso técnico, un entrenamiento adecuado y si se tiene alguna carrera afín a la navegación espacial tanto mejor; pero sobre todo... dinero.
    A principios de 2002, y como consecuencia de la experiencia de Tito, polémica por otra parte, los socios de la estación orbital internacional, ISS, admitieron oficialmente la nueva figura del astronauta no profesional, con billete de pago, pero marcaron unos requisitos mínimos. Entre estos últimos se citó la exclusión de las personas con malos antecedentes en sentido policial, ”de conducta notoriamente desagradable”, los propensos al consumo excesivo de bebidas alcohólicas, consumidores de drogas o sustancias prohibidas, etc. Todo ello sin citar, como es obvio, que se seguía exigiendo buena salud y forma física, adaptabilidad y aptitud para las pruebas y trabajo en equipo, saber leer y hablar inglés, integridad moral, etc.

        > LA PREPARACIÓN DE LOS ASTRONAUTAS.
 
    En cualquier caso la preparación del astronauta se divide en 3 fases definidas: teórica, práctica y concreta, siendo esta última la realizada con vistas a una misión particular, fase conjunta y definitiva. La primera suele ser de entre 1 y 3 años, la segunda, que puede ser parcialmente paralela a la anterior, comprende ejercicios físicos y ensayos prácticos. La preparación concreta es la reproducción fiel de las fases del vuelo, sea pilotaje o de experimentos, en la labor que le corresponde a cada uno y las que opcionalmente le pudieran tocar.
    Las principales pruebas que tenían que soportar al principio los astronautas y que posteriormente se transformaron en menos rigurosas algunas, idénticas otras e incluso algunas ligeramente superiores, tienen lugar en centrifugadoras, cámaras de vacío, etc., en las que se simulan las condiciones del vuelo espacial en todas sus fases. Se prueban las aceleraciones y deceleraciones del lanzamiento y despegue en centrifugadoras, la respiración en la atmósfera de baja presión, y de oxígeno puro en las cabinas, la colocación del traje espacial, el pilotaje de las naves, los distintos experimentos, el manejo de aparatos, telescopios, etc., etc.
    Para la prueba de la centrifugadora los Estados Unidos dispusieron en su momento probablemente de la mayor máquina del planeta en su tipo. Era capaz, tal potentísima centrifugadora, de alcanzar una velocidad en rotación en el vacío de casi 280 Km/h. El brazo que gira del aparato disponía en su extremo una cabina con capacidad para tres hombres. El movimiento rotatorio tiene efecto en una cámara en la que se ha hecho un vacío parcial a fin de evitar las fricciones aerodinámicas. Para alcanzar los 2 ges, por ejemplo, la velocidad a de ser de 15 vueltas por minuto.
    Cuando el brazo gira, en la cabina, los ocupantes se sientes aplastados por efecto de la aceleración centrífuga contra sus sillones. A la vez la cabina puede girar en un sentido sobre su propio eje. Esta prueba tiene por objeto simular las aceleraciones del lanzamiento y deceleraciones del regreso. En esas etapas del vuelo, el astronauta puede, en razón al valor de la aceleración, llegar a pesar varias veces más de lo normal el peso normal.
    En la centrifugadora, los astronautas a la vez que se ven prensados contra sus sillones por la aceleración tienen que pulsar palancas, botones, etc., como si del manejo real de un panel de mando o cabina de nave espacial se tratara en el momento del lanzamiento o regreso.
    Para darse una idea de lo penoso que puede resultar moverse con el esfuerzo necesario bajo los efectos de las grandes aceleraciones, para mover una palanca se ha de imaginar la energía que hay que administrar sabiendo que el cuerpo, los brazos, las manos, pesan 4 a 9 veces más de lo normal, e incluso más. La magnitud de las aceleraciones simuladas es exactamente igual a las que se producen en los vuelos reales.
    Mientras se efectúan las pruebas, los astronautas llevan traje espacial con equipo de sensores colocados en diversas partes del cuerpo que transmiten el estado, fisiológico del astronauta en tales condiciones.
    Los primeros entrenamientos USA se efectuaron a este respecto en un aparato centrifugador de 15 m de radio del Centro Aeronaval de Johasville, en Pensylvania, y en la misma se podían lograr hasta 40 g de aceleración. Hacia mediados de la década de los 70 el mayor rotor empleado en la preparación astronáutica que es además el mayor del mundo entonces, se hallaba en Downey, California, y estaba dotado de un brazo de 13 m de largo, a 3 m de altura, que giraba hasta a razón de 5 vueltas por segundo, dentro de un círculo de 54 m de diámetro. En su extremo se colocó un módulo para alojar hombres y el cual fue provisto de telecontroles de tipo biomédico. El aparato, perteneciente a la empresa USA Rockwell, ha de actuar no solo en la preparación de hombres sino también de equipos, sometiéndolos a fuertes aceleraciones y asimismo se destinó a investigaciones especiales en tal materia.
    En el MSFC se dispuso por su parte la FAF, centrifugadora con un brazo de 15,24 m de longitud y una cabina en el extremo de 3,6 m de diámetro y 3,63 Tm de peso para 3 astronautas equipados; giraba a razón de 24 vueltas por minuto. En los Estados Unidos también hay otras centrifugadoras como por ejemplo en el ARC y otros lugares.
    En general, el entrenamiento americano de astronautas tiene lugar principalmente en Houston, el KSC, Hunstville, y la base Edwards.
    La prueba de la cámara de vacío tiene por objeto la simulación de la altitud mediante la descompresión escalonada de la cámara. Con ello, el astronauta prueba en tierra la presión ambiental que luego va a encontrar en la cabina en el vuelo espacial.
    Pruebas mucho más duras que la anterior, sobre todo desde el punto de vista psicológico, son las de las cámaras de silencio y de ruido. Tales pruebas tienen la intención de familiarizar al astronauta con el silencio del vuelo y con los ruidos del lanzamiento que va acompañado de grandes vibraciones.
    La cámara de silencio es una estancia cuyas paredes están recubiertas de malla de carbón y aislantes para impedir el paso a la cámara de ondas de todo tipo. El astronauta introducido en la estancia se halla aislado del exterior y sumergido en un terrorífico silencio y oscuridad. Al principio, la prueba podía tener una duración de incluso 48 horas y en ella el astronauta no contaba siguiera con un reloj; es decir, existía un aislamiento completo. Solo los médicos en el exterior podían reconocerlo por medio de dispositivos colocados en el cuerpo del astronauta que transmitían diversos datos, como ritmo cardíaco, etc., y mediante los cuales se conocía el estado físico del hombre. El aislamiento puede ser durante el tiempo de entrenamiento casi total y durante meses e incluso más, con el único enlace o contacto a través de circuitos eléctricos y los datos médicos telemétricos, sobre todo cuando se ensayan largos vuelos.
    La cámara de ruidos es todo lo contrario a la de silencio pues en ella se somete al astronauta a toda clase de ruidos y vibraciones con vistas a familiarizarlo a los efectos que tienen lugar en el lanzamiento, como producto del funcionamiento de los motores cohete.
    Los vuelos de entrenamiento aeronáutico americanos, cuando son necesarios, se realizan en los T-38, biplazas a reacción, en la base Ellington.
    Otras pruebas consistían en tratar de soportar temperaturas extremas o de sobrevivir en el desierto, en la selva y en lugares inhóspitos para el caso de un retorno a la Tierra de emergencia. Por ello, han de aprender a alimentarse del medio, hacer señales de socorro, SOS, etc. Los cursos de supervivencia, en el caso USA, se llevan a cabo a tal efecto a partir del programa Gemini en Panamá, en Nevada, en su Base Otead, y en Florida, en la base naval de Pensacola, con instructores de los respectivos ejércitos. En las selvas de Panamá colaboró el nativo Manuel Antonio Zarco, Tomé, como encargado de tal preparación en los tiempos Apollo (fue condecorado en 1971 por la NASA por tal labor). Los cursos de supervivencia tienen tres fases, una teórica, otra demostrativa de técnicas y finalmente una práctica en condiciones reales.
    En el entrenamiento, para el caso de tener que caer sobre estepas heladas o lugares de tipo siberiano, la dotación de equipo adecuado es vital. El equipo soviético Soyuz, al principio, llevaba bengalas, emisora de radio, botiquín, agua potable (6 litros), comida y también una pistola de calibre 9 mm y útiles de pesca. Con motivo del entrenamiento conjunto de americanos, europeos y rusos para la Estación Orbital Internacional, los astronautas llevan traje térmico capaz de soportar -60ºC hasta 3 días y dotado de sensores de constantes vitales y sistema de transmisión, sistema de localización, emisora, botiquín, alimentos y agua potable (6 litros), así como útiles de pesca y caza (una pistola con 3 cañones, 2 de ellos de perdigón y balizas de señalización, y una culata-machete), y una minisierra.
    Es de notar que algunas personas sometidas a todas estas pruebas pueden terminar con depresiones y afectadas orgánica y psíquicamente.
    El entrenamiento, cuyo fin es familiarizar o acostumbrar al astronauta al vuelo espacial, consta como se ha dicho de varias fases. Una primera fase se caracteriza por los estudios teóricos de todo aquello relacionado con el vuelo astronáutico en general. Los astronautas tienen pues que estudiar electrónica, medicina, química, telecomunicaciones, mineralogía para el caso de vuelos a las superficies de otros mundos, astronomía (entre otras cosas para poder guiarse por las estrellas), matemáticas, etc., etc.
    En el entrenamiento posterior a las primeras promociones, a estos estudios se les dedican más de 350 h de clase en el caso USA, suponiendo que en el caso URSS no fue la cifra muy diferente.
    Una segunda fase del entrenamiento tiene lugar en las máquinas simuladoras de las condiciones físicas del vuelo. Los cursos de pilotaje los da en el caso USA la USAF y en el caso URSS su ejército del aire, y constan, en un momento determinado, de 700 horas de clase, siendo el 50 por ciento de ellas aproximadamente de clase teórica. Para la formación de científicos inexpertos en materia práctica aeronáutica la duración del curso de pilotaje es de alrededor de un año. Los cursos de pilotaje aeronáutico tienen por objeto como es obvio simular el pilotaje de la nave en el espacio que aunque distinto es lo más parecido. El resto de la preparación de pilotaje se realiza en cabinas, centrifugadoras, etc.
    Para la reproducción de la microgravedad que es uno de los puntos más difíciles de simular se dispone de aviones, piscinas especiales, pistas muy pulidas y máquinas. En los aviones la gravedad cero se puede reproducir realmente cuando los aparatos aeronáuticos citados describen una curva en la trayectoria curva, cayendo en picado. Mientras dura la maniobra, entre 15 y 90 seg, los ocupantes permanecen en caída libre, o sea en gravedad cero. El período de tiempo depende del tipo de avión y maniobra. En un C‑131 por ejemplo solo se consiguen 15 seg, o algo más, pero en los reactores que superan la velocidad Mach 1 el período llega a ser de 1 min y más. La NASA dispuso precisamente a este respecto con el supersónico F‑104 N para la preparación de astronautas; en 1972 contaba con 3 de estos aparatos. El efecto típico dura unos 25 a 30 seg a lo sumo, y suele ser por efecto de la caída en picado del avión desde los 11 o 10 Km hasta los 3 Km de altura como mínimo, pero en ciclos o repeticiones. En los ascensos se puede producir una aceleración contraria de 2 ges, el doble del peso normal, lográndose con una aceleración al máximo de los motores. En tiempos de los Shuttles se usa el modelo KC-135. Los europeos utilizan un SE 210 Caravelle del CNES francés y en 1997 los mismos disponían el A300 Zero G para iguales fines. En este Airbus se realizan además experimentos diversos en los cortos períodos de microgravedad en vuelos de sucesivas parábolas.
    En los momentos en que perdura el efecto se realizan numerosas operaciones. En el avión especial se lleva un habitáculo o cápsula de simulación por cuya escotilla o escotillas entran y salen los astronautas con el equipo encima y traje puesto cuando el efecto se produce, esto es, en ausencia de peso. También en estas aeronaves en tales circunstancias se toman alimentos y se efectúan otras pruebas en simulación de las reales.
    Otro modo de acostumbrar a los astronautas a los efectos de la microgravedad y a operar en ella son los ensayos ejecutados en piscinas que completan la formación del iniciado en este aspecto ya que el tiempo de prueba en los aviones es muy corto. Las pruebas acuáticas son después de las aéreas la forma más aproximada en las reproducciones de la gravedad cero. El NBST, test o prueba de simulación de la ausencia de peso en el agua en el NBS, se realiza también con el traje espacial puesto y se opera con maquetas a tamaño natural sumergidas e idénticas a las naves de la realidad. Mientras duran los ensayos, los astronautas ejecutan diversos trabajos en varias posiciones para adiestrarse en el desenvolvimiento necesario para cumplir luego en el vuelo real el programa previsto. Para las misiones Skylab se construyó una gigantesca maqueta de tamaño y apariencia física igual a la auténtica estación espacial, tanto en su parte exterior como interior. La misma se sumergió en una piscina, dentro de un gran hangar, en el MSFC de Alabama, y sirvió para entrenar a las tripulaciones Skylab así como para contribuir a solucionar los problemas presentados en el vuelo real, cosa que también se hace en otros casos de otros programas astronáuticos con otros simuladores. Con el programa Shuttle y la ISS también se utilizó el mismo sistema. La piscina de entrenamiento americana es la mayor del mundo en su momento, con 110 m de longitud, 34 m de anchura y 14 de profundidad, con un volumen de 23 millones de litros.
    En el edificio 29 del centro de Houston, para el entrenamiento para paseos espaciales de los vuelos de los Shuttle también, se creó una piscina llamada WETF, de 23,8 m de longitud, 10 m de ancha, y 7,6 m de profundidad; la temperatura del agua se mantiene en los 31ºC para que el trabajo en la inmersión resulte agradable.
    De cara al proyecto de la estación orbital internacional o ISS (antes se pensó para el anulado proyecto Freedom), se construyó también en Houston una nueva instalación de piscina del tipo NBS del centro Marshall en Houston para simulación de la microgravedad en paseos espaciales. Su denominación es NBL y fue estrenada el 31 de octubre de 1996. Sus medidas son: 62 m de longitud, 31 m de anchura y una profundidad de 12 m. Su capacidad, junto a las salas gemelas de control correspondientes, le permite la realización simultánea de distintos entrenamientos u operaciones. Cada sala de control posee más de 20 pantallas de TV para control de las operaciones en la piscina.
    Los ensayos bajo agua, como así también de otro tipo, sirven no solo para entrenamiento sino para probar distintas técnicas y elegir luego la mejor, secuenciar los trabajos, calcular el tiempo a emplear, etc.
    En los estudios de simulación de la microgravedad en tierra también se aplican otras técnicas que producen resultados similares a los efectos de la misma. La técnica más aproximada es el reposo de voluntarios durante unos 3 meses en camas con inclinación de 6º (con la cabeza un poco más baja). En Europa, por ejemplo, en el Instituto de Medicina Espacial y Psicología de de Toulouse, se hicieron estudios al respecto.
    Al presentarse un problema, en el que incida mayormente el vector microgravedad, en un vuelo real, antes de que los astronautas realicen la operación de resolución, en tierra, hombres vestidos con el traje espacial y ante la maqueta de la nave, bajo agua si es el caso, ensayan las operaciones para buscar soluciones previas. Estas soluciones se realizan incluso cuando no surgen problemas buscando posibles alternativas ante determinadas pruebas, sobre todo cuando éstas no son cotidianas. Los hombres dedicados a tales operaciones en tierra (por ejemplo, en tiempos del Skylab fueron Charles Cooper, el más veterano hombre en tal trabajo entonces, y James Martin), ayudados por hombres rana, se sumergen con su traje espacial y dispositivos que les permiten sostenerse en un determinado nivel del agua y ensayan técnicas y modos con las partes precisas de la maqueta; generalmente se trata de simulaciones de paseos espaciales o EVAs y reparaciones o montajes mecánicos. Las maniobras son controladas por circuitos de TV y controladas al detalle para su posible posterior aplicación. Finalizadas las pruebas en agua aun se da una especie de informe o parte acompañado de observaciones, etc.
    El traje espacial y especial empleado en estas operaciones es, a mediados de los años 70, de unos 54 Kg de peso adicional y de un costo de 7 millones de pesetas.
    La microgravedad puede ser simulada también en ascensores, como asimismo las aceleraciones, aunque solo en las primeras fases del entrenamiento, a modo de introducción. Otro sistema empleado para simular la microgravedad fue el uso de globos de gas nivelados en el peso de la persona y su equipo.
    Del mismo modo, para acostumbrar al astronauta a maniobrar o pilotar una nave o cápsula en cualquier estado y posición existen máquinas que zarandean y colocan en todas las situaciones o posiciones de orientación al hombre.
    Los americanos para la preparación de los astronautas en el programa Apollo hasta construyeron un terreno especial para imitar la débil gravedad lunar y otros caracteres físicos de la superficie selenita.
    Los amarajes o aterrizajes también son reproducidos en sus principales fases con toda exactitud, tanto en la realidad como con máquinas especiales.
    Estas máquinas especiales son ingenios con sistemas audiovisuales en las que la visión por las ventanillas parece auténtica y va en función de las maniobras que se simulan. Posteriormente, en los años 90, con la aparición de las técnicas de realidad virtual, el entrenamiento se acompañó con cascos y guantes informatizados que permiten la reproducción visual de las operaciones a ensayar.
    Otras clase prácticas consisten en ejercicios de navegación, pruebas visuales de orientación y de reflejos psicológicos, el estudio de las cabinas que los propios astronautas han de tripular, etc., etc. Por ejemplo, para simular la desorientación de la microgravedad, en cuanto a la pérdida de las referencias arriba-abajo/techo-suelo, se pueden usar gafas que invierten las imágenes.
    Las pruebas más largas tienen lugar en las cabinas de simulación donde el astronauta o astronautas se pasan mucho tiempo efectuando maniobras teóricas con señales reales de respuesta y, en general, llevan a cabo todo tipo de operaciones y experimentos comunes de cualquier vuelo.
    Con todo, la jornada normal del astronauta puede llegar a durar más de 15 horas, aunque normalmente no llega a tal cifra. La jornada de los cosmonautas URSS es en 1973 de una duración similar y comienza por entonces a las 8 horas, concluyendo hacia las 21 horas.
    El entrenamiento básico puede durar entre 1 y 2 años a partir de los cuales la preparación se efectúa ya con vistas a una misión espacial particular predeterminada. Esta preparación puede durar entre menos de 1 año y 3 años, dependiendo, como es lógico, del tipo de misión. No obstante, dicho período, se irá progresivamente aumentando en un próximo futuro pues corre a la par de la duración real de los vuelos, que son cada vez más largos. Por contra, para vuelos de corta duración se simplifica la preparación con vistas a ellos. No es pues por ello extraño que comiencen los entrenamientos para los largos vuelos a los planetas, más que nada para estudiar las influencias físicas y psicológicas de las prolongadas estancias, de años, en vuelos planetarios.
    Contrariamente, como se indica, para los vuelos de corta duración se han reducido el tiempo de entrenamiento o puesta a punto hasta 1 año y menos y, dependiendo de la misión, podrá reducirse progresivamente más; los soviéticos han sido en su momento los primeros en aplicar estas reducciones.
    Volviendo a los aparatos de simulación y abundando en el tema, cabe decir que las cabinas son idénticas a las de la nave real y el entrenamiento ejercitado en ellas puede durar tanto o más que en el vuelo real, como se ha indicado, simulando cada una de las fases del vuelo y luego todas conjuntamente. Incluso para observar la reacción de los astronautas se introducen averías ficticias en tales pruebas. Se reproducen todos los fallos imaginables y posibles, sistema por sistema o aparato, y varios en modo simultáneo, para que los tripulantes puedan estar luego dispuestos en la realidad a afrontar tales hechos o buscar soluciones. Algunas veces, la realidad es que luego ocurren fallos no previstos, pero la disposición general ante todo tipo de averías les permite afrontarlos con éxito.
    Cuando los hombres pulsan palancas, botones, teclas, etc., en el simulador la magnitud de la maniobra es transmitida y comprobada por sistemas informáticos para tener así conocimiento de la exactitud de la operación. La reproducción del vuelo en tierra es tan exacta que incluso en las ventanillas se proyecta el paisaje cósmico real, distinto claro está para cada momento y tipo de misión, obtenido con imágenes reales de vuelos anteriores o en base a ellas.
    Para los vuelos lunares los norteamericanos construyeron nuevos simuladores y aparatos e introdujeron nuevas pruebas pues así lo requerían también las nuevas maniobras, necesarias en tal tipo de misión. Mientras que para los programas Mercury y Gemini se utilizaron un par de simuladores que se ubicaron en Langley y Cabo Cañaveral en el primer caso, y en Houston y Cabo Cañaveral en el segundo, en los Apollo se hicieron 15 simuladores en Houston y el KSC; de estos últimos, 3 se dedicaron al módulo de mando CM y se situaron 1 en Houston y 2 en el centro de Florida.
    Para reproducir el alunizaje se hicieron 2 simuladores principales, uno en Houston y otro en el KSC. Específicamente contaban además con el LLRV, vehículo para el estudio del alunizaje, familiarmente denominado el “somier volante”, movido a reacción, cuyos desplazamientos eran reales en un campo de prueba de la base Ellington. El LLRV de características de maniobra idénticas a las del módulo auténtico de alunizaje, el LEM o LM, tenía su más aproximado parecido en el helicóptero. El LLRV dio lugar al LLTV, vehículo de entrenamiento, el cual es una versión modificada del anterior. El LLRV fue proyectado por la Bell Aerospace y sus técnicos, John G. Allen y Kenneth L. Levin, y del mismo fueron construidas 2 unidades para la NASA tras contrato de fecha 18 de enero de 1963. El primer LLRV fue entregado el 15 de abril de 1964, ensayándose por vez primera el 30 de octubre de 1964 en la base Edwards. Luego se le adaptaría un mando de pilotaje y consolas como en el LM auténtico y así constituiría el LLTV del que fueron encargadas 3 unidades en 1967 por parte de la NASA a la Bell, en un contrato de 5,9 millones de dólares.
    El LLTV es pues quien sirvió a los astronautas para el entrenamiento en reproducción de los alunizajes. Llevaba un motor reactor General Electric 700 de 1,36 Tm de empuje constante y máximo de 1,9 Tm, con 6 cohetes de 227 Kg de empuje que actuaban si fallaba el sistema anterior, así como 8 pequeños cohetes de maniobra que actuaban con chorros de peróxido de hidrógeno. Pesaba 1,588 Tm y podía llevar un piloto y 90 Kg de carga de equipos y otro piloto; alcanzaba 183 m de altura y equilibraba su peso simulando la gravedad lunar, 1/6 de la terrestre. Su configuración general era la de un armazón de tubos con 4 patas y los motores antes citados, sin ninguna protección aerodinámica, que en realidad no necesitaba. El reactor controlaba el empuje dirigido y en suspensión cardan para variar el eje. Disponía de un sistema de seguridad para el piloto con un asiento eyectable y paracaídas. A este respecto, falló en algunas ocasiones y el sistema de emergencia actuó correctamente, como le pasó a Neil Armstrong el 6 de mayo de 1968 o a Joseph S. Algranti el 8 de diciembre de 1968 en el 14 vuelo del primer LLTV en la Base de Ellington. Además del ejemplar del Armstrong, otro también acabó estrellado. En el caso del astronauta fue debido a un escape de helio que dejó de dar presión al combustible e inutilizó así los mandos.
    En otra máquina, esta vez estática, para simular el alunizaje aparecía ante el astronauta una pantalla en la cual se encontraba proyectada la superficie lunar. Según se operara en el cuadro de mandos, las imágenes se transformaban de modo automático acercando ilusamente el suelo lunar o alejándolo, haciendo ver el terreno adyacente, etc., y dando así la sensación de hallarse el ocupante de la cabina maniobrando un módulo lunar en las cercanías del suelo selenita.
    Estas simulaciones son idénticas en otras maniobras como acoplamiento y separación de módulos, etc., en órbita.
    En la preparación para los vuelos a la Luna, los astronautas también simulaban paseos lunares a pie o en automóvil lunar, citas orbitales, toma de muestras, colocación de aparatos científicos y su activación, etc.
    Para cada vuelo lunar además, los astronautas correspondientes estudiaban detenidamente en filmaciones y fotografías el lugar del alunizaje y las formaciones cercanas para luego reconocer con exactitud el lugar donde debían posarse. Naturalmente las enseñanzas sacadas de un vuelo terminan una nueva preparación, o a veces supresión de operaciones, para la siguiente misión. Así por ejemplo, las caídas de los astronautas de Apollo 15 (y anteriores) durante los paseos por la Luna, al recoger objetos del suelo, determinó que los hombres que tripularon Apollo 16 ensayaran en los entrenamientos el coger objetos del suelo, con el traje espacial puesto, sin perder el equilibrio.
    El tiempo empleado en la preparación es, por supuesto, muy superior al del vuelo y no solo por la repetición de las operaciones. En el programa Apollo, por ejemplo, se emplearon en total 25.321 horas, de las que un 45 % se pasó en simuladores, un 26 % en prácticas de ensayos concretos, un 5% en pruebas en naves simuladas, un 5 % en el estudio y comprobación de procedimientos y un 9 % en informes.

    En el entrenamiento es pues reproducido el vuelo entero con toda exactitud, con un acompañamiento de ruidos, imágenes, vibraciones, etc., imitados con una fidelidad asombrosa. Tanto es así que a los astronautas en muchas fases del vuelo real, según han declarado algunos, les da la impresión de estar en un vuelo de ensayo.
    La preparación de los astronautas USA tiene lugar principalmente, en un 50 %, en Houston, en el JMSC, centro de vuelos espaciales tripulados Johnson, y en el MSOB del KSC de Florida, en un 25 %, así como en bases militares de Ellington y Edwards. Otros lugares se hallan en Huntsville, Alabama, en Langley, Virginia, y en otros lugares e instalaciones tanto militares como de la NASA y también en las industrias privadas que de algún modo colaboran con ésta y donde se fabrican las astronaves.
    En la URSS la preparación se efectúa principalmente en la llamada Ciudad de las Estrellas, Centro Yuri A. Gagarin, cerca de Moscú.
    Para preparar a astronautas no especializados en una materia, como por ejemplo en geología en el caso de las misiones lunares, la tripulación es instruida en especial y llevada a los lugares adecuados para recibir lecciones prácticas de expertos científicos en la materia; en aquél caso Apollo la tripulación fue llevada a regiones de interés geológico de Hawai, Arizona, Texas, Nevada, etc. Para aprender un mínimo de astronomía, necesaria para tener conocimiento en el espacio de los puntos de referencia, de las estrellas más brillantes, los astronautas fueron llevados a planetarios y observatorios; en el caso estadounidense, por ejemplo, a los de Chapel Hill de la Universidad de Carolina del Norte y Observatorio Griffith de Los Ángeles.
    El centro de entrenamiento inicial soviético fue creado por autorización oficial de 11 de enero de 1960 y del mismo fue el siguiente 24 de febrero nombrado director Evgueni Karpov.
    Los astronautas para el entrenamiento o la realización del vuelo también tienen opción a elegir los aparatos y materiales que crean más convenientes, sobre todo cuando afecta la seguridad.
    La preparación concreta con vistas a un vuelo determinado se inicia por lo menos, después de una primera fase de la historia astronáutica, entre 1 y 2 años normalmente antes de la fecha prevista para el inicio de la misión por lo que con normalidad existen constantemente una o varias tripulaciones entrenándose con simultaneidad, bien para un vuelo en concreto o como entrenamiento general. En tiempos de los Apollo, por número de horas la preparación general o antes de la designación para un vuelo en particular era de 2.000 horas, de ellas 600 en simuladores, suponiendo en total aproximadamente 1 año de entrenamiento. El entrenamiento para un vuelo determinado dura normalmente hasta los 2 días anteriores a la fecha prevista para el disparo. En las últimas semanas antes del viaje los astronautas USA destinados a la prueba se concentran en la base de lanzamiento de Florida, mientras los soviéticos lo hacen en su Ciudad de las Estrellas.
    En estas últimas fechas los astronautas además suelen estar aislados para evitar que contagios de última hora puedan causar alguna enfermedad que obligara a sustituir algún miembro o miembros de la tripulación por los reservas o incluso a suspender la misión.
    Normalmente para cada misión el número de astronautas preparados es el doble de los que la van a llevar a cabo. Con ello, la llamada tripulación reserva está a la expectativa para el caso de que a última hora por cualquier motivo no puede algún titular efectuar la misión, lo que daría lugar a su sustitución inmediata.
    Los astronautas norteamericanos cuentan con unos astronautas jefe o directores que son los responsables a la hora de determinar si una tripulación es o no apta o seleccionable. Son tales personajes, los primeros Donald Slayton, Director de Operaciones de la Tripulación, o de modo más claro, el cierto Jefe de los astronautas y Alan B. Shepard, Director de la llamada Oficina de astronautas, y fueron los dos más antiguos astronautas USA. Ambos son 2 de los 7 primeros hombres elegidos para la NASA, en tiempos del programa Mercury.
    Al convertirse, por vez primera en el caso americano, Slayton en Jefe de los astronautas, él mismo nombró a Alan Shepard como segundo jefe en abril de 1964. El trabajo de este segundo se concretaba en la dirección del entrenamiento y trabajo de los equipos de astronautas así como de las oficinas. Shepard se retiró de su cargo en la NASA en agosto de 1974. Posteriormente, a Slayton lo sucederá George Abbey quien cesará en el cargo hacia la mitad la siguiente década.
    Los soviéticos también cuentan con un jefe en tal aspecto. En un principio fue el coronel Yevgeni Petrov. Luego, y hasta su muerte en 1968, fue el primer cosmonauta URSS Yuri Gagarin a quien sucedió Georgi Beregovoi, que será Jefe del Centro Gagarin de preparación de cosmonautas, y Vladimir Shatalov. Por encima de ellos fue director para entrenamiento y formación el general Nikolas Kamanin.
    Independientemente, los propios astronautas militares que sobre todo en la primera época suponían la mayoría han venido teniendo una organización a nivel de clubes. En tal primera época, y tanto en el caso americano como en el soviético, y en este si cabe aun más, el carácter que impera en los círculos de tripulaciones astronáuticas es el militar.
    Los antes citados jefes de los astronautas son quienes eligen los hombres que han de integrar la tripulación para una misión con un protocolario visto bueno de la superioridad, o sea del director del centro de vuelos tripulados. En el caso USA, ya fuera Slayton directamente o bajo consejo de Shepard, los astronautas elegidos lo fueron muchas veces por razones extraprofesionales lo cual dio lugar a ciertos descontentos, cosa que siempre, claro está, se trató de tapar. Fue sin duda en las designaciones de las tripulaciones Apollo a la Luna donde quedó en evidencia lo ilógico de las mismas. Incluso se aseguró que el prestigio extraprofesional e intereses ocultos obraron en la elección de los comandantes y sus acompañantes. He ahí el caso de algún astronauta que fue a la Luna estando, a decir de otros, en inferiores condiciones físicas y de conocimientos en relación a sus camaradas pero que tuvieron la facultad de, poco menos, que autodesignarse. Naturalmente, no todos los días se va a la Luna y siendo como era un hecho histórico irrepetible en la histórica dimensión de los Apollo.
    En el citado programa lunar, la NASA contaba con 14 científicos preparándose para el posible viaje selenita. Para los primeros viajes, sin embargo, y justo es reconocer que con buen criterio, se inclinaron por dar preferencia a buenos pilotos puesto que el carácter del vuelo residía primordialmente en la maniobra de pilotaje. Pero, ¿y luego? Luego, para los 5 vuelos que siguieron, solo se designó 1 de los 14 antedichos hombres de ciencia; fue H. Schmitt el que ocupó una plaza, la última de los Apollo, en calidad de geólogo. Motivos de acortamiento del programa en su número de vuelos taparon la voz de los que pedían la inclusión de más científicos que mejor que los pilotos militares hubieran podido arrebatar sobre el terreno los secretos lunares.
    Acabados los Apollo, entonces, se dio paso a los programas de vuelos científicos como los Skylab y los Shuttle a lo que ya la presencia de hombres de ciencia se fue imponiendo. Con la llegada del programa Shuttle, la Lanzadera Espacial, los métodos de selección y, sobre todo, de preparación de los astronautas variaron sensiblemente en vista del nuevo enfoque pilotaje‑investigación y de la benevolencia de esfuerzo físico que exigía la nave que solo adquiere entonces 3 g de aceleración al momento del lanzamiento y dada la alta tecnología.
    La separación de pilotos e investigadores en lo básico, sin dejar de formarlos en ambas cuestiones, proporcionó una mayor especialización y un considerable ahorro de tiempo en la preparación puesto que ni los pilotos precisan preparar los ensayos científicos ni los hombres de ciencia profundizar en los esquemas de pilotaje. Se da pues lugar a tripulaciones mixtas de pares de pilotos y resto de científicos. Esto además amplia las posibilidades a la mujer USA que se ve por vez primera así incluida en los planes de la NASA. Por su parte, con la llegada de los Shuttles, además de los pilotos y científicos, ahora transformados en especialistas, aparecen los técnicos especialistas de carga útil y los de misión. Los de carga útil pueden proceder de alguna empresa colaboradora o patrocinadora o interesada en pruebas científicas de una carga útil llevada a bordo. La preparación para el vuelo es mínima y reducida a lo imprescindible con solo 150 horas de adiestramiento, enfocado gran parte del mismo al uso práctico. Por lo demás, los entrenamientos cara al Shuttle son lo mismo básicamente. Se crean, no obstante, como es natural, nuevos simuladores, conforme a las nuevas necesidades. Así surgen, además del simulador Orbiter de tierra, uno volante, el Grumman Gulfstream II o STA, que principalmente sirve para emular la fase final del vuelo del Orbiter desde los 12 Km de altura hasta el aterrizaje. En 1997 se puso a punto un programa de simulación más sofisticado de modo que el parecido con el aterrizaje Orbiter se incrementó, puesto que los astronautas venían aseverando, a pesar que los cientos de pruebas, que con el Gulfstream había diferencias en relación al aterrizaje real. Con el nuevo programa, que es un 20 % mejor, se reducía en un 69 % el margen de error y quedaba mejorada la seguridad.
    Coincidiendo con los preliminares del Shuttle USA, en Europa surgen los primeros astronautas seleccionados de los países miembros de la ESA y los mismos entonces van destinados a volar con los americanos. El entrenamiento de estos europeos, con vistas al Spacelab con colaboración USA, se desarrollan principalmente en la entonces RFA, ejecutando pruebas y ensayos similares a los de los americanos, incluso preparando las experiencias, asistiendo a laboratorios varios y a conferencias de otros científicos, con plena intervención en los ensayos programados para la misión. En Alemania existe entonces dotación de centros que cubren los requerimientos de un completo entrenamiento, cerca de Colonia, en el Instituto de Simulación Espacial. Las pruebas en centrifugadora los realiza el Instituto DFVLR de Bad Godesberg, en Bonn.
     La preparación del equipo elegido en 1978, para las Lanzaderas USA, se inició en este mismo año y había de durar 2 años. De los 35 nuevos, 15 eran pilotos y el resto, 20, son entonces llamados especialistas de misión que equivale a lo que los soviéticos dicen como ingeniero de a bordo. Estos especialistas de misión tienen que realizar su labor en órbita situando en ella satélites con ayuda de brazos mecánicos o repararlos, efectuar EVAs, experimentos científico‑técnicos, etc., menos el pilotaje de la nave pero el cual deben conocer básica y suficientemente para casos de necesidad, emergencia, o conveniencia.
    Por su parte, los soviéticos, en el segundo lustro de los 70 y paralelamente a lo antedicho de los americanos, introducen nueva gente en su equipo de cosmonautas con la singularidad de que algunos son de otros países de la entonces llamada órbita socialista. A fines de 1976 se encuentran para su formación como cosmonautas en la URSS 2 checoslovacos, 2 polacos y 2 alemanes orientales (de la entonces RDA). Los mismos iniciaron entonces como cosmonautas soviéticos más un entrenamiento de más de un año de duración en el Centro Gagarin. Después se prepararon hombres del resto de países Intercosmos, esto es, de Rumania, Hungría, Mongolia, Cuba y Bulgaria. Por entonces, el programa de entrenamiento de cosmonautas URSS dura casi 2 años. En los primeros 6 meses reciben nociones de ciencias y luego aprenden los mecanismos de las naves espaciales y las estaciones para seguir con técnicas de navegación sideral. Finalmente, la preparación se realiza simulando el vuelo programado en concreto, o sea para la misión que deba realizar.
    Los ensayos URSS/rusos, como se ha dejado entrever, los realizan como los americanos, en centrifugadoras, lanzándose en paracaídas, operaciones submarinas, en aviones‑laboratorio, etc. Los cosmonautas también participan aquí en el diseño y construcción de las cosmonaves para tomar en consideración partes imperfectas por conocimiento directo de los sistemas y aparatos, actuando en condiciones reales en el espacio y por interés de su propia seguridad.
    En cuanto a los experimentos científicos de la misión, entre rusos y americanos existe una diferencia en la preparación de los astronautas. Los rusos son más teóricos, mientras que los americanos prueban más la preparación de los ensayos.
    Sin embargo, con la llegada de la estación orbital internacional, ISS, ambas concepciones se unificaron en muchos aspectos y se realizaron entrenamientos conjuntos. Uno de los primeros entrenamientos internacionales para la ISS se realizaron a finales de mayo de 1998 cerca de Moscú, simulando un aterrizaje de emergencia sobre un lago, los astronautas americano y ruso W. Sheperd y Y. Usachev, y los eslovacos Michal Fulier e Ivan Bella.

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