ACCIDENTES MORTALES.
Capítulo 11º Subcap.
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<> ACCIDENTES
MORTALES EN LA ASTRONÁUTICA.
<> ACCIDENTES MORTALES EN LA ASTRONÁUTICA.
No cabe duda de la gran seguridad de los vuelos
tripulados por el espacio que es en general, considerados los primeros
200 vuelos, de unos 98,5 % de hecho, y teóricamente del 99,99 %. El
peligro que corre un astronauta en el viaje espacial es mucho menor que
el otros medios de transporte. Sin embargo, a pesar de ello, la
astronáutica ha padecido en alguna ocasión el desastre técnico que
concluyó con la vida humana de quien o quienes viajaban o se preparaban
para ir al espacio.
En principio, en la mayoría de los casos el gran
contraste resulta ser el lugar de los mortales hechos, la superficie de
la Tierra, cuando lo que es temido es el propio vuelo por el espacio.
Contraste en efecto, y sobre todo teniendo en cuenta que todos los
accidentes en que han perecido astronautas en vuelos espaciales también
han ocurrido en la Tierra, bien al lanzamiento o al regreso. Pero en el
espacio, hasta la fecha no se producido accidente mortal alguno. La
mayoría, en definitiva, como se indica, pasó en entrenamientos en
Tierra.
Todo son medidas exactas y escrupulosas pero
igualmente, de vez en cuando, la desgracia se produce. "Algún día tenía
que llegar, todos lo sabemos ‑aseguró un técnico cuando tres
astronautas USA se quemaron‑ pero nadie esperaba que fuera en Tierra".
Y el momento llega.
Nos referiremos no solo a accidentes ocurridos en
vuelo, sino también a aquellos en que haya perecido un astronauta
preparándose para alguna misión espacial de los primeros tiempos
astronáuticos. No se citan los accidentes laborales de otros
trabajadores de los centros espaciales como es lógico porque la
repercusión ha sido menor, pero también los ha habido mortales; entre
éstos, de los primeros americanos, se cuenta los de Oscar Simmons que
cayó de una 46 planta en el VAB el 2 de julio de 1964, y el de Albert
Treib fallecido por un rayo en la rampa 39B del KSC el 3 de agosto de
1965.
El primero en perecer fue, según parece, un
soviético, pese a que en la primera etapa cosmonáutica, dadas las
circunstancias políticas de la antigua URSS, fue muy difícil llegar a
saber todo cuanto ocurrió.
En total hasta 1976, a los 15 años del primer vuelo
de Gagarin, reconocidos públicamente habían muerto 8 americanos y 6
soviéticos, o sea, 14 hombres de los que solo 4, y de estos últimos, se
habían producido en vuelo espacial de retorno. De los norteamericanos,
unos perecieron en vuelos de aviones y otros carbonizados, pero siempre
en entrenamiento; otro murió precisamente en accidente de automóvil. El
primer accidente mortal en vuelo, al lanzamiento en este caso, de los
americanos no ocurrirá hasta la explosión en el disparo del Shuttle en
1986, es decir, a los 25 de vuelos espaciales tripulados.
Según los rusos, hasta 1997 habían fallecido 66
personas de todos los astronautas habidos o preparados al efecto. De
tal total, algunas habían muerto de causa natural, otros, ya citados,
en el vuelo al espacio, y el resto en entrenamientos o de accidentes de
otro tipo. Por ello, se deduce que en accidentes en tierra ha habido
otros en tiempos de la cosmonáutica soviética (pues los casos
americanos son sabidos) que nos resultan desconocidos y cuya cifra
podría ascender a cerca de 30 personas, fallecidas en explosiones,
incendios, etc.
Cronológicamente, los accidentes fueron los
siguientes, si bien en el caso de los soviéticos los anteriores a
Bondarenko, en 1961, nunca fueron reconocidos por las autoridades, por
lo que no se pueden considerar confirmados y sí muy dudosos en tanto
que los nombres, si existieron, deberían tener familia, fotografías,
etc., que nunca se han divulgado ni han salido a la luz pública para
decir de la existencia de tales cosmonautas; por otra parte, la
confusión de lugareños con los maniquíes de prueba de cápsulas (los
famosos Ivan Ivanovichs) fue también otro alegato al respecto de las
posibles confusiones. Estos casos dudosos son citados en el capítulo de
“Misterios” y no son aceptables aquí.
URSS. 23 MARZO 1961. VALENTIN BONDARENKO.
Nacido en 1937, este Mayor que se estaba entrenando,
murió tras demoledoras quemaduras en casi el 100 por 100 del cuerpo en
una cámara de presión de oxígeno en alta concentración en el curso de
una prueba al incendiarse su traje espacial de ensayo. Tardaron media
hora en sacarlo y falleció al cabo de 8 horas. Esta es la única primera
muerte reconocida por los soviéticos (pero en 1986).
USA. 31 OCTUBRE 1964. THEODORE C. FREEMAN.
Falleció este astronauta de 34 años en un accidente
de aviación en el curso de un vuelo de pruebas con un T‑38, al
metérsele en la turbina al aterrizar un ave oca polar. Un día antes tan
solo, había estado entrenando en compañía del que luego sería el
segundo hombre en la Luna, E. Aldrin. Fue el primer norteamericano
fallecido en tal circunstancia. Nunca había volado por el espacio.
USA. 28 FEBRERO 1966. CHARLES A. BASSET, y
ELLIOT M. SEE.
Ambos fallecieron en accidente aéreo en un vuelo
rutinario en un T‑38, pero con mal tiempo, en la localidad de San Luis,
en Missouri, al chocar contra el tejado de la planta de montaje Gemini
de la McDonnell que iban a visitar posible por calcular mal ante la
presencia de niebla. Ninguno de los dos tenía en su haber experiencia
real de vuelo por el espacio y su vuelo proyectado habría sido Gemini 9.
USA. 27 ENERO 1967. VIRGIL IVAN GRISSOM,
EDWARD HIGGINS WHITE, y
ROGER B. CHAFFEE.
De 32 años este último, fallecieron en Cabo Kennedy
en un simulacro de lanzamiento y vuelo. Los dos primeros ya habían
volado en alguna ocasión, Grissom por dos veces y White en una en la
que se convirtió en el primer americano que salía en pleno espacio
fuera de la cápsula. Chaffee no tenía en cambio experiencia
astronáutica real. El accidente que les costó la vida causó en los
americanos mucha impresión.
Se trataba de la preparación para el primer vuelo
Apollo tripulado que debía de llevarse a cabo según los planes, que
naturalmente fueron luego trastocados, el 21 de FEBRERO de aquél mismo
año de 1967. La cápsula Apollo 2 04, la primera, adquirida con el visto
bueno de la NASA en AGOSTO de 1966, fue llevada a la rampa 34 de Cabo
Kennedy el 6 de ENERO de 1967. En ella, los tres astronautas debían
realizar una prueba de ensayo total, incluyendo una cuenta atrás hasta
el final.
13 h 29 m. Grissom, White y Chaffee, vestidos con sus trajes
espaciales, entran en la cápsula que estaba colocada sobre la segunda
fase de un S‑1B de unos 60 m de altura, vaciado de propulsante, que
estaba ya desde las 7 de la mañana en prueba desconectada de simulacro
de cuenta atrás. Cuando los tres hombres penetran en la cabina notan un
extraño olor que da lugar a una revisión por parte del equipo
correspondiente que da por resultado hallar todo en estado normal.
Luego, el olor desaparece pero vuelve a repetirse un poco más tarde la
escena. Sin embargo, entran ya definitivamente en la cápsula,
colocándose White en el centro, Chaffee a la izquierda y Grissom a la
derecha.
14 h 42 m. La cabina queda herméticamente cerrada y los tres hombres respiran en una atmósfera de oxígeno líquido.
17 h 40 m. Entre esta hora y las 18 h 20 m, se habían producido ya
algunos fallos de menor importancia, como el de un exceso de afluencia
de oxígeno. Grissom hubo de mostrar cierto enfado cuando fallaban las
comunicaciones, diciéndoles a los técnicos que si no eran capaces de
sostener bien las comunicaciones entre los pocos kilómetros que los
separaban del centro de control, cómo iban luego a hacerlo con la
Luna! También habrá alteraciones en el voltaje que no fueron del todo investigadas en el momento.
18 h 30 m. Llevando ya unas 5 h en la cápsula, faltando solo unos 10
min para el final de la simulada cuenta atrás de 3 h 45 min en que
concluiría la prueba, se registra un alto nivel, más de lo normal, en
la presión del oxígeno.
18 h 31 m. Hora local; 23 h 31 m, GMT. A partir de este momento en el
Centro de Control observan de repente la agitación de los latidos de
corazón de los astronautas, a la vez que llegan voces entrecortadas por
espacio de 16 segundos en los cuales se produce una desesperada lucha,
haciendo algo para salvarles la vida. Las voces que llegan, entre
ruidos propios de una confusión, son:
18 h 31 m 03 s. Voz no identificada: "Fuego... ¡huelo fuego!".
18 h 31 m 04,7 s. White..................: "¡Fuego en la cápsula!".
Voz desesperada..: "¡Hay un fuego terrible en la cápsula!".
18 h 31 m 17 s. Chaffee, con voz desgarradora: "¡Nos quemamos! ¡Sacadnos de aquí!".
18 h 31 m 22,4 s. Los desgarradores gritos de dolor y desesperación han
cambiado por un silencio total. La tragedia estaba ya consumada.
La puerta solo se hubiera abierto realizando primero
varias operaciones en la cápsula y no les dio tiempo a hacerlo. Además,
aunque fuera solo accionar la palanca de la escotilla y sus
dispositivos de cierre, se tardaban en teoría 1,5 min y en realidad
casi 2 min; demasiado tiempo para un fuego tal a pesar que lo
intentaron. Las escotillas Mercury saltaban por dispositivos
pirotécnicos de inmediato, pero el hecho de que se hubiera abierto
precisamente la de Grissom de modo accidental hizo que se cambiara la
técnica que de tal irónico modo ahora le mataba.
El fuego habría aparecido tras un aumento de voltaje
seguido de una chispa y una llamita que quemó el nailon del relleno de
la pared. A unos 9 seg de la palabra “¡fuego!”, la primera gran
llamarada salió por lado de Grissom, actuando como un soplete, y llegó
a causar gran desperfecto al otro lado, junto a Chaffee. La presión
aumentó al doble y a 15 seg estalló, resquebrajándose la cabina. White intentó
por lo visto abrir la escotilla, infructuosamente.
Las dos docenas, o más, de técnicos que había fuera,
en la plataforma 34, dándose cuenta habían rodeado la cápsula pero no
podían abrirla pues echaba humo y llamas. Nadie veía nada en la sala,
pero al cabo de unos 5 min de forcejeo lograron abrir la Apollo, pero
dentro era como un horno y no podían entrar; además se pensó en el
riesgo de explosión de otras partes. El peor desastre estaba ultimado
hacía minutos. Cuatro hombres intentaron durante 4 min tras abrir la
puerta sacar a White, que fue el primero que vieron bajo la escotilla
(Grissom estaba en el suelo y Chaffee en su sillón), pero no pudieron
porque el calor había pegado el traje a la litera. Los tres hombres
aparecen verdaderamente, lo que se dice, asados. La cápsula aparecía
toda gris y negra, quedando todo quemado, menos parcialmente el plan de
vuelo, o sea una libreta. Los técnicos que allí estaban habían hecho lo
imposible, lo que habían podido, que era poco porque el humo no les
dejaba ver y además era tóxico, sin contar con el calor. Unos 3 min más
tarde llegaban los bomberos y los médicos, que asegurarían luego que
habrían muerto debido al exceso de CO2.
Grissom, White y Chaffee, aunque oficialmente se
dijo que habían muerto muy rápidamente por asfixia, o sea que no habían
sufrido, en realidad, como luego se demostró por las cintas grabadas,
tardaron de 14 a 16 seg en morir abrasados. Unas 8 h después, luego que enfrió todo lo necesario, los tres
cuerpos eran extraídos de la cabina. Grissom y Chaffee serían luego
enterrados con todos los honores de héroes nacionales en Arlington,
mientras que White era llevado al cementerio militar de West Point. La
viuda de Grissom, que pidió 10 millones de dólares de indemnización,
recibió por entonces solo 300.000 $. Las otras dos viudas recibieron
150.000 $ cada una por indemnizaciones y daños, más otros 103.000 $ de
seguros. Al cabo de 30 años, en 1997, la Casa Blanca otorga a título
póstumo la Medalla espacial de Honor del Congreso a White y Chaffee,
habiendo hecho otro tanto con Grissom en 1978, como comandante de la
misión.
El accidente, que se había producido técnicamente
por un leve cortocircuito que provocó una inflamación del oxígeno puro
que utilizaban para respirar y a una presión excesiva no usada en el
espacio e igual a la normal de nivel de mar, atribuido todo a las
prisas por un rápido desarrollo del programa que tenía por meta la
llegada a la Luna antes de concluir el decenio, dio lugar a que la
cápsula fuera meticulosamente desmontada y examinada pieza a pieza. La
investigación se encomendó a un equipo al frente del cual estaba el
también astronauta Frank Borman. Indagaron éstos entre cientos de
personas que habían construido la cápsula o colaboraron en ella. El
informe constó de más de 3.000 páginas y 200 fotografías y se hallaron
200 fallos en el diseño de la nave por errores y negligencias. El mismo
fue dado a conocer por el Administrador de la NASA el 5 de ABRIL de
1967.
En total, se gastaron más de 5 millones de dólares y
se perdió, además de la vida de los tres hombres, un año en la
realización del programa Apollo que en cambio ganó en seguridad.
Esclarecido el accidente, se perfeccionaron varios sistemas de la
cápsula, se aumentó la escrupulosidad en la construcción de la misma y
se toman a partir de entonces medidas para evitar que los hechos se
repitieran. Se dispusieron extintores en el CM, a base de agua, entre
otras cosas. Además, concretamente, la escotilla del CM fue dotada de
un más rápido sistema de apertura en tan solo 30 seg. Se suprimieron
también los
materiales combustibles por otros, introduciendo acero inoxidable en
vez del aluminio y se reforzaron con aislante diversas partes,
especialmente las eléctricas. Los trajes también cambiaron de
materiales, aplicándoseles un tejido de fibra de sílice que no quema y
telas de teflón. Asimismo se dispusieron dos sistemas
de emergencia para las pruebas de entrenamiento. Una de ellas,
consistía en un tobogán por el que en 50 seg se llegaba desde lo alto
del cohete al suelo, junto a la torre de apoyo, con trayecto final
subterráneo y hormigonado de forma de blocao o bunker de 25 m de
profundidad; éste, tenía al final muelles amortiguadores. En 3 min se
podía producir la evacuación. Pero si el peligro resultaba tan
inminente que se pudiera pensar que no había tiempo, entonces los
hombres bajarían al suelo desde la torre por unas cuerdas bajo un
sistema de poleas.
No se dejó de usar el oxígeno puro en las naves por
el problema de los paseos lunares, que exige menor presión, y purgar el
nitrógeno lleva mucho tiempo. Pero si se pasó a usar una mezcla de
oxígeno y nitrógeno, como en el aire, durante los ensayos y
simulaciones en tierra, y en la fase de lanzamiento (hasta llegar al
espacio y la microgravedad). En el espacio en caso de incendio, la
rápida descompresión (con el traje puesto y presurizado) apagaría
hipotéticamente el fuego.
URSS. 24 ABRIL 1967. VLADIMIR MIKHAILOVICH KOMAROV.
Muerto al retorno a Tierra de su nave espacial.
Justo 87 días después de la tragedia de Cabo Kennedy les llegaba el
turno a los soviéticos. Su primer gran desastre espacial es el Soyuz 1,
primer vuelo tripulado del programa Soyuz que entonces se inauguraba,
que iba ocupado por un solo hombre en su segunda misión por el espacio.
Al regreso, tras un vuelo lleno de fallos, cuando la cápsula con
Komarov se hallaba a unos 7 Km. de altura, se debían desplegar los
paracaídas para frenar la velocidad y depositarse suavemente en el
suelo. Pero no ocurrió así pues el sistema no funcionó como debía. Los
paracaídas de emergencia (los principales se habían deteriorado en la
reentrada) se cruzaron y la cápsula, al no ser frenada, se precipitó a
gran velocidad contra el suelo. Komarov pereció en el acto y es el
primer hombre que muere en un vuelo espacial pues el accidente es el
primero ocurrido en misión, si bien tuvo lugar en el trayecto de
regreso a Tierra y sobre ésta.
USA. 6 JUNIO 1967. EDWARD G. GIVENS.
Murió en un accidente de automóvil, en hora fuera de
entrenamiento espacial USA, cuando volvía de una fiesta. Nunca había
volado en misión espacial alguna.
USA. 6 OCTUBRE 1967. CLIFTON CURTIS WILLIAMS.
Falleció en accidente de aviación, al estrellarse su
avión de entrenamiento T‑38 en Tahalassee, Florida. No había volado
nunca por el espacio. Con este accidente de los americanos concluía
necrológicamente el año astronáutico de 1967, verdaderamente el peor de
todos hasta la fecha.
USA. 8 DICIEMBRE 1967. ROBERT H. LAWRENCE.
Falleció en un accidente de aviación con un F-104 de
entrenamiento en California cuando se preparaba para la misión MOL de
la USAF, proyecto suspendido en 1969 sin realizar vuelo espacial
alguno. De raza negra, mayor de tal Fuerza Aérea, Lawrence fue
reconocido en su labor espacial a modo póstumo 30 años más tarde,
siendo incluido en el homenaje a astronautas fallecidos en un monumento
del KSC al efecto; su viuda y un periodista así lo consiguieron tras
años de gestiones.
URSS. 27 MARZO 1968. YURI ALEXEYEVICH GAGARIN.
Falleció en accidente de aviación en la indicada
fecha, el hombre que se había convertido 7 años antes en el histórico
primer hombre en el espacio. Había despegado en un Ming 15 de
entrenamiento, acompañado del coronel del equipo de entrenamiento de
cosmonautas Vladimir Sergeievich Sereguin, que también fenecería, del
aeropuerto de Chkalovkye para realizar un vuelo de prueba. Cuando
sobrevolaban cerca de Moscú, sobre Novoselko, Vladimir, el avión perdió
el control y se estrella en las proximidades de tal localidad,
pereciendo Gagarin al instante.
El comité que estudió el accidente no hizo saber
paladinamente conclusión alguna, lo que levantó sospechas. Así que
sobre el accidente de Gagarin se dijeron muchas cosas, entonces y
después, como las que siguen: que si estaba embriagado; que hubo un
fallo técnico en el avión; que pudo haber sido un atentado; que el
avión había chocado contra un objeto extraño u otro avión, o haberlo
rozado; que habían hecho una falsa maniobra.
Como sea que el secretismo de los soviéticos,
entonces dominante, más que evitar estas especulaciones las
multiplicaba, se llegó a rumorear que Gagarin, en el curso de un
banquete en el Kremlin, había tirado a la cara del máximo mandatario
Breznev una copa de champán, a lo que habría sido internado en un
psiquiátrico y el accidente era una versión oficial para hacer
desaparecer de la vida pública al cosmonauta. El accidente de Gagarin
sí existió, porque se tiene el testimonio de otros cosmonautas y
pilotos, y si algo cabe dudar es la exacta causa técnica del mismo,
pues puede que Gagarin no hubiera bebido (o eso se quiso hacer creer),
ni hubo fallo mecánico, siendo la
probable que, perdido el control por la razón que fuera y estando cerca
de una aldea, quisieron evitar hasta última hora que el avión cayera
sobre ella, porque de otro modo los asientos eyectores los podrían
haber salvado; el Mig no llevaba caja negra.
La explicación más creíble dice que el avión volaba
a 4,2 Km de altura un minuto antes de estrellarse y entró en barrena,
posiblemente debido a nubes más bajas de lo creído o calculado,
disponiendo además de un altímetro poco fiable y mala visibilidad, o
bien (quizá a la vez) desestabilizado por el torbellino dejado por otro
avión, un Su-15, con el que se cruzaron a unos cientos de metros.
URSS. 30 JUNIO 1971. GEORGI TIMOFEYEVICH DOBROVOLSKY,
VLADISLAV N. VOLKOV y
VICTOR L. PATSAYEV.
Muertos al retorno a Tierra de la cápsula en que
habían regresado de la estación Salyut 1. Este fue el mayor desastre
soviético, segundo de una nave en vuelo, primero de varios cosmonautas
en viaje, equiparable al americano de White, Grissom y Chaffee, aunque
de características bien distintas. El accidente se produce en la
indicada fecha cuando la nave Soyuz 11, tras permanecer en órbita el
récord de 24 días, regresaba a Tierra. Entonces todo transcurría con
normalidad, iniciando el descenso por la atmósfera, y siendo la última
comunicación la rutinaria. En ese descenso la Soyuz 11 se separó en dos
partes, para desprenderse de los motores. Luego, se abrieron los
paracaídas de modo automático y la cápsula se depositó momentos después
con suavidad en territorio de la URSS, tal y como estaba previsto. El
equipo de recuperación se acercó a la cabina y abrieron la escotilla.
Los tres cosmonautas estaban muertos, en las circunstancias más
extrañas de todos los accidentes ocurridos hasta entonces.
Los comentarios, no solo soviéticos sino de los
especialistas extranjeros, se fueron por varios derroteros en el
intento de explicar las causas de la defunción de los tres hombres.
Naturalmente los soviéticos abrieron una minuciosa investigación sobre
el hecho. La hipótesis más probable fue la de que la cápsula al
separarse del compartimiento de motores a unos 70 u 80 Km. de altura
sufriera una avería en el sistema de presión por lo cual los
cosmonautas, que no disponían de traje espacial adecuado, se vieron
sorprendidos por una rápida descompresión lo que les ocasionó una
muerte instantánea por embolia que es lo que habían sufrido, según se
afirmó en un principio.
Otra teoría, que solo tuvo fuerza en un primer
momento y que no resistió una valoración científica, decía que los
cosmonautas, luego de casi un mes de permanencia en la gravedad cero,
no habían podido soportar la vuelta a la gravedad, con fuerte
deceleración de la reentrada, por falta de costumbre del sistema
cardiovascular.
También aparecieron, como es natural, otras
explicaciones aun menos convincentes y, tan poco científicas como
especulativas, que hablaban de "virus del espacio" y hasta de
"extraterrestres"... Posterior y finalmente se achacó a la tragedia a
la despresurización de la cabina por culpa de una válvula que se abrió,
en fallo.
Los tres cosmonautas recibieron los honores de héroes nacionales y fueron sepultados en murallas del Kremlin.
USA. 28 ENERO 1986. FRANCIS R. SCOBEE,
MICHAEL J. SMITH,
JUDITH A. RESNIK,
ELLISON S. ONIZUKA,
RONALD E. MCNAIR,
GREGORY JARVIS y
SHARON CHRISTA McAULIFFE.
La astronave Shuttle, en su vuelo 25, portando al
Orbiter Challenger, estalló a los casi 74 segundos de vuelo por abrirse
una junta de separación de una parte del cohete booster que incendió e
hizo explotar al gran tanque de propulsante. Todo se hizo añicos,
aunque los 7 astronautas quedaron en la cabina que no se despedazó en
tal acto, sino que cayó al mar. Los 7 astronautas murieron en este
último caso, al choque con el agua a 330 Km/h, o quizá, al caer desde
16 Km de altura, por posible despresurización; también es posible que
quedaran, al menos algunos, inconscientes por efecto de la explosión.
En caso de quedar con vida y conscientes en la explosión y sobrevivir
en el tramo de caída, tardaron 5 min antes de chocar con las aguas, lo
cual puede dar idea de que se verían condenados.
Es la mayor catástrofe espacial hasta el momento y
la única en vuelo de los americanos. El programa espacial americano
tuvo como consecuencia un frenazo que duró dos años y medio e hizo
suspender varios proyectos, y que alteró los altos cargos directivos de
la NASA y pesó sobremanera en su deteriorado carisma.
La NASA ofrecía entonces a los viajeros de sus
vuelos un seguro de 1 millón de dólares (cifra de 1986) con la compañía
británica Lloyds. Pero en este vuelo, solo la maestra McAuliffe lo
había contratado, quedando la indemnización del resto a cargo del mismo
gobierno americano. El pago de tal cifra fue hecho efectivo el viernes
29 siguiente a la catástrofe por la compañía del grupo Lloyds Crawley
Warren and Co. Ltd, reaseguradora de la Corroon and Black Inspace Inc.,
aseguradora espacial. El resto de familias cobraría de la
Administración americana 3.000.000$ a los que se sumaron otros
4.800.000$ de la Thiokol, el fabricante del cohete causante de la
explosión.
Fue una tragedia nacional que no concluyó el viernes
31 de enero de 1986 con los funerales en Houston, donde asistieron
cientos de personalidades, como el Presidente R. Reagan, y televisiones
y más de 1.000 periodistas, sino que abrió un debate e investigación
que trastocó la astronave Shuttle y su programa de vuelos y objetivos.
Todo ello, sin contar el trauma que ocasionó la muerte de la maestra
McAuliffe, la primera en el espacio, a los niños americanos, que
esperaban con ansia verla en las lecciones que iba a impartir desde la
órbita, y que ahora recibían, como dijo alguien, una cruda lección
sobre la vida y la muerte.
En 2004 los familiares de los astronautas del último
vuelo del Challenger recibirían la Medalla de Honor del Congreso
norteamericano.
RUSIA. JULIO 1993. SERGUEI VOZOVIKOV
Cosmonauta ruso fallecido al ahogarse en el curso de
entrenamiento para supervivencia, buscando comida. Al intentar pescar
en el mar, cayó a las aguas y fue arrastrado por la corriente, quedando
enganchado en unas redes de un pescador.
USA. 24 MAYO 2001. PATRICIA HILLIARD ROBERTSON
Astronauta americana de 38 años fallecida por
heridas sufridas tras un accidente de avión tenido dos días antes.
USA. 1 FEBRERO 2003. RICK DOUGLAS HUSBAND,
WILLIAM CAMERON MCCOOL,
DAVID MCDOWELL
BROWN,
KALPANA
CHAWLA,
MICHAEL PHILLIP ANDERSON,
LAUREL BLAIR SALTON CLARK, e
ILAN
RAMON
Fallecieron en la desintegración del Columbia el 1
de febrero de 2003 cuando la nave, al final del 113 vuelo Shuttle
regresaba del espacio en reentrada atmosférica, estando a 63 Km de
altura volando a Mach 18. Los restos quedaron esparcidos por el Estado
de Texas y el de Louisiana. El relato pormenorizado de esta segunda
tragedia Shuttle está contenido en el del vuelo mismo (113 Shuttle).
Se repitió el sentimiento de tragedia del
Challenger, a quien se recordó inmediatamente y el mismo se extendió no
solo a los americanos sino también a los israelíes y en la India, ambos
con astronautas originarios de tales naciones. Los familiares de los
astronautas, que esperaban el aterrizaje con otros invitados en una
tribuna cercana a la pista en el KSC de Florida, fueron informados y
sacados de inmediato hacia salas privadas. Otros parientes que asistían
en directo por la TV en sus casas también sufrieron la lógica conmoción.
El siguiente martes día 4 de febrero, a las 12 h,
hora local, tuvieron lugar los actos fúnebres oficiales con la natural
asistencia de los familiares de los astronautas y del Presidente George
W. Bush en el Centro Espacial de Houston; los mismos fueron seguidos
por medio millar de TV de todo el país y hubo unas 10.000 personas
directamente asistentes. Entre otros asistieron los históricos
astronautas Glenn y Armstrong. Posteriormente tendrían lugar otros
actos religiosos en distintos sitios, como la catedral de Washington.
Los 7 fallecidos no tenían un seguro de vida para
cubrir el accidente, así que se esperaba una indemnización voluntaria
de la Administración del Estado y posiblemente de las empresas
implicadas.
NOTA: En la placa de 6
m de mármol conmemorativa de la NASA en el KSC sobre astronautas
fallecidos (hasta 2005) también figuran Michael James Adams, fallecido el 15
de noviembre de 1967 en un accidente de un avión-cohete X-15, y M. L.
“Sonny” Carter, astronauta número 221, fallecido el 5 de abril de 1991
en un accidente de un vuelo comercial, considerado como “accidente
laboral” al viajar por cuestiones de trabajo.
Aunque no se considera aquí astronauta, contra otros
criterios, a quien no alcanza la altura considerada orbital de al menos
los 150-160 Km, o estuviera en la plantilla de astronautas entrenándose
para un verdadero vuelo sideral, por los motivos expuestos en los
prolegómenos de la obra, se hace la referida mención de igual modo al
primero en el apéndice de AVIONES-COHETE. El segundo es citado en el
apartado de biografías de astronautas.
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